Yonkis

Su afán y único objetivo se volvió, sin casi darse cuenta, en la búsqueda incesante y obsesiva de la blanca nieve. Así vivió aquellos años, así hacienda, amigos, salud, incluso pelo, y lo que era primordial y más importante de todo, dejó a una familia, la suya, que aún en los peores momentos, que hubo muchos, nunca, nunca le dejó a él. Pero era tan fuerte, tan exigente la nívea llamada que, él, frágil barco de papel navegando en procelosas aguas, nada podía contra aquel ímpetu salvaje, solamente vivía para la efímera gloria de conseguirla para volver al poco a perseguirla. Su atribulado espíritu no encontraba sosiego ni reposo, nada conseguía calmar al insaciable, nada era bastante y poco todo. Así son las inflexibles reglas de ese juego, juego en el que nunca, ni en sueños, se gana. La búsqueda del blanco vellocino está llena de infelices argonautas, todos encuentran, eso si, al cíclope que, ya viejo y cansado, levanta el pie derecho y les aplasta. Este es el fin, esta es la hazaña.
Doa
Vigo 23 Marzo 2004

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