La sonrisa primorosa de la primavera
más experta tiende sus alas blancas, extiende
y extrae, trasiega y liba de ella sus jugos
y néctares. Y se nutre de colores y miel,
y con saña convierte el cielo azul, claro y alto,
en el otoño más agrio.

En las blondas nubes blandas, amarillos
se deslizan; hay azules, algún rojo,
algún naranja y violetas del campo
campesino, que campan allí, regando
y sesgando narcisos. En su huída
se llevan a algún amigo.

De ásperas soledades se carga el cielo
y se encarga de colores destapados
que una vez pintamos en la adusta tierra
atormentada: sólo era un simple juego
que solíamos jugar sin sobremesas,
que hoy nos roba el enemigo.

En la larga y lenta noche de rutilantes estrellas
que armonizan sus destellos con las notas de mis sueños,
sin albores, sin dueños, sin texturas y sin colores,
mis labios murmurantes, mucho antes de decir algo,
besan la luna blanca entre susurros de negro viento:
ecos rotos de mi ego.

• Acerca de
• Últimas entradas

marisa

Últimas entradas de marisa (ver todo)

• Dame un respiro - 12/05/2014
• Sigues estando abrazada - 17/04/2014
• Era bella, mas no donzella - 06/04/2014