Naciste entre el cielo y el mar,
te perdí en la línea del horizonte.
Vacío en mis brazos al abrazarte:
tan grande y tan pequeña eras…
Aún noto tu cuerpecito temblando:
había tanto miedo alrededor…
Aún siento tu mirada en mis ojos:
tanta nobleza albergaba…

Te dije adiós y tú no dijiste nada;
perdí un trozo de mi vida y tú la perdiste entera;
te acariciaba y tú te dormías
como tantas otras veces te habías dormido en mis brazos.
Mis brazos, esos brazos vacíos ahora,
brazos que aún recuerdan los abrazos que te daba,
esos abrazos que buscabas para sentirte viva y amada.
Sigues siendo amada, mi vida,
sigues estando en mis brazos, abrazada
(sombra etérea surgida de la memoria).

Eras tan grande y yo te llamaba pequeña;
te di un trozo de mi alma y tú te la llevaste entera;
te acunaba mientras salías
de tu cuerpo tan amado y abrazado entre mis brazos.
Mis brazos, esos brazos desnudos ahora,
brazos despojados de los abrazos que te daba,
esos abrazos que te daba para sentirme viva y amada.
Sigues estando viva, mi amada,
sigues viviendo en mis brazos, dormida
(mi cielo marino perdido en el horizonte).

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