La tentación

Es la tuya la sincera
manzanita del paraíso
que acaricio ya muy cerca
¡tentador que es el destino!Es pecado capital
observar los corazones
de la niña virginal
y querer comer sus flores.

La serpiente me envenena
y me muero de agonía
por ansiar besar la pena
atascada en tu sonrisa.

Un reflejo en mis razones
¡advertencia!, caso omiso.
Ignorando los temblores
voy con mi emoción de niño.

Niña mía, soy tu hombre;
sirenita, mi Yasmín.
Es real y azul mi nombre,
no te escapes, ¡ven aquí!

Eres árbol en el centro
no movible del edén.
Con tu fruto me enveneno,
¡que ahora Dios me juzgue bien!

Iraultza Askerria

Iraultza Askerria
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