Me arden las sienes

Me arden,

las sienes.

Consuman,

su encuentro,

de frente,

dos trenes.

 

 

12 Comentarios

  1. VictoriaPermuy dice:

    Voy a ser una chivata ó ¿una adivina, que no divina?… pienso los cocineros hoy te ponen algo en la sopa ó… directamente te la echan por encima, ardiendo como tus sienes y… por ellas, despacito, muy despacio, tendrás que llamar ahora al SEMUR por sufrir quemaduras de primer grado, aparte de la multa que te van a meter los soperos, te van a empezar a cobrar los servicios de enfermería, lo mismo es que te crees que las quemaduras tienen la misma reanimación que los desvanecimientos y en tan poco tiempo te habrá tocado la misma «monada» de enfermera, espero que a ella también le guste el paciente, sino… la próxima quemadura procura que sea en un dedito y no te queden ciccatrices en la cara porque encima… te costaría la cirujía estética, jajaja.

    Buenísimos los tres… ¿alguno más?, ahora ya estoy que no paro, como yo no puedo publicar, a ver si así los soperos me invitan a entrar sin «seña» ni «contra», que me abran las puertas de par en par.

  2. Wolframio dice:

    Esa poesía tan corta, la de los trenes, es en verdad la más larga, pero claro, depende de que se contemple. Leerla no bastaría. Realmente, la escribí desde dentro de uno de los dos trenes que colisionaron. Yo era uno de los pasajeros. Otra de las pasajeras era la muerte. Fue ahí cuando descubrí que la muerte era pasajera. Me ardían las sienes porque se quemaba mi cuerpo. Me ardieron también las sienes por el descubrimiento. Todos los que vamos dentro del tren somos pasajeros. Si hemos de morir, la muerte ha de entrar en el tren. Si la muerte entra en el tren, se convierte en pasajera. Y eso nos libera. La muerte es pasajera, pero para que lo sea verdaderamente hay que tenderle una trampa. No sirve, por ejemplo, morir quietecito en la cama. Porque en tal caso, llega la muerte y te zampa. Hay que atraerla hacia una situación donde se vea obligada a ponerse a nuestra altura, y eso sólo se logra actuando, a posta, como un pasajero, como un ser fluido e impredecible. Entonces ella pensará que sólo podrá darnos caza si nos sigue el ritmo y el paso. Y justo ahí es cuando pica, porque para seguirnos el ritmo y el paso tiene que convertirse en una transeunte, en una fuerza impermanente. Y ahí ya, nos la hemos cargado, le hemos robado su eternidad y la hemos dejado reducida a la impermanencia. Digamos que, he matado a la muerte (y este será el título de la próxima obrita). En la otra obrita, me convertí en un centro de atención, en alguien que parecía que iba a decir algo impactante, algo verdaderamente digno de ser escuchado, pero vi que la muerte estaba agazapada para saltar sobre mí justo en el instante en que yo contara mis secretos obnubilantes y me revistiera de esplendor y admiración ajena. En ese caso, me hubiera convertido en un blanco perfecto para ella. Algo totalmente suculento. Por eso decidí desvanecerme sin avisar. Me desvanecí. No me atrapó el desvanecimiento. Voy a ver si sigo ideando tretas para esquivarla. Me va bien, de momento, la tengo loquita, aunque es obstinada, la muy jodida, como sólo la muerte es capaz de serlo.

    ¿No puedes publicar? ¿Por lo de la contraseña? ¿No te la envían a tu mail?… Ja, ja, ja… has terminado publicando en el mejor sitio. En el espacio de comentarios, que al final es más dinámico. ¿Qué eso de que pueden reentrar si alguien te invita?

  3. VictoriaPermuy dice:

    Me encantaron tus expicaciones, sabía que era algo muy profundo, esperaba que lo hicieras no me imaginaba que era a la muerte a quien desafías, deberías haberte callado y dejarme «olfatear» hasta ver si me daba cuenta, creo que si a la cuarta escribes más…, no, creo que «tancopo», no lo hubiera
    adivinado, a veces… lo que decías el pensar mucho hace a uno ¿…?, yo creo que voy a ser difícil de pelar y no es que tenga la monda dura, sino que soy, jajaja dura de mollera, jajaja, aunque a veces, es mejor no pensar en nada o casi en nada y en la muerte menos, pero sí me puedes enseñar a «esquivarla» como haces tú.Enseñarme cómo y cuándo engañarla, confesarnos tus trucos para c…….. en su p……… madre, sería genial ¡ a que sí!… y si te haces «profe» de muchos y llevamos todos matrículas de honor pues la podemos vencer ¿no?… creo que eres un tío muy listo

  4. VictoriaPermuy dice:

    No entendí tu última pregunta a reentrar si alguien te invita, no, aquí o pones tu contraseña o te quedas en la puerta del restaurante sin que te sirvan la sopa, no sé el tiempo que llevas aquí, pero hace mucho que está esto parado, a ver si arreglan el problema pronto y entonces sí que pinchando en mi nombre me dejan entrar aunque no me acuerde de la contraseña, ya casi ni escribo, pues tengo tantas pendientes par mandar que ya me pierdo cuando lo arreglen seguro que la mayoría ni sabré leerlas pues lo hago tan deprisa y con una letra tan garrafal que no me entiendo yo misma, peor que la de los médicos, lo siento si tú eres del gremio, pero es que escriben todos fatal, bueno yo les gano seguro…

  5. Winston dice:

    Hola Victoria, me temo que no hay nada que arreglar. El sistema de acceso a la web funciona y ha funcionado bien en todo momento. Para entrar siempre es necesario tener la contraseña, salvo que tú hayas decidido que el navegador de tu ordenador la guarde para no tenerla que escribir cada vez… pero eso no depende de nosotros. Como ya te dijimos, si has perdido la contraseña, haciendo uso del sistema de recuperación te llegará una nueva a tu e-mail. Te digo esto para que no estés esperando a que «arreglemos esto» porque no va a suceder, no hay nada que arreglar relacionado con el sistema de acceso 😉 Un saludo!!

  6. VictoriaPermuy dice:

    Hola Winston, siento que te hayas tomado mi comentario como una crítica negativa, sabéis de sobra que siempre estuve encantada con vosotros y desde luego para nada al hacer este comentario guarda ninguna mala intención, me refiero siempre que aún habiendo perdido la contraseña cuando tenéis puesto el EDIT Y DELETE, con pinchar en mi nombre de cualquier escrito por mí, me sale directamente el publicar y no tengo que utilizar la contraseñe para nada, por eso estoy deseando que lo pongáis para poder entrar, asique mi intención era esa, y efectivamente para mí era un problema que pensaba que con eso solamente lo resolveríais, siempre he tenido buenas palabras para vuestra página, ahora veo que el trato de unos a otros es muy distinto, siento que hayas sido tú el que me haya escrito, con el que lo hacía era mucho más amable… ¡cuesta tan poco serlo!… no me he picado si quieres atacar por ahí, las cosas hay que tomarlas según de quién vienen y según como lo dicen, he intentado por activa y pasiva cambiar la contraseña y no me ha dado resultado, no se si por «tonta» y por tener poco experiencia pero ya de paso pregunto si me posíais dar de baja directamente y yo meterme con otro nombre para seguir escribiendo, me encantaría hacerlo, a poder ser que me conteste otra persona ¿vale?. de todas maneras un saludo cordial…

  7. Winston dice:

    Hola Victoria.
    En primer lugar, no me he tomado tu comentario como una crítica negativa, ni he contestado con malas formas ni mala intención. No sé dónde ves agresividad o falta de amabilidad en mi comentario, pero nada más lejos de mi intención y de la realidad: simplemente quería explicarte la situación «técnica» real para que pudieras buscar soluciones a tu problema. Si te fijas incluso he usado un emoticono de complicidad antes de despedirme, así que creo que has interpretado mi tono de forma errónea.

    En cualquier caso, en lo que respecta a tu problema de acceso, te explico: Los «EDIT» y «DELETE» no los ponemos o quitamos nosotros; aparecen cuando accedes con tu usuario y contraseña, puesto que al estar identificada tienes «permiso» para editar y borrar tus publicaciones. En resumen, para que vuelvan a aparecer, previamente debes acceder con tu contraseña. Te dejo la dirección web a la que debes acudir para poder restaurarla de nuevo:

    https://sopaderelatos.com/?action=recover

    Sencillamente introduce tu e-mail y haz clic en el botón azul. Un saludo.

  8. Wolframio dice:

    La realidad se escribe sola. Nosotros, testigos, no tan activos como creemos, agregamos signos de exclamación. Ya me había desvanecido a posta y ahora he querido volver por ver estos siete (ahora ocho) comentarios en cola. Recuerdo que, en otros foros anteriores, fuera lo que fuera lo que cada persona escribiera, parecían prevalecer los significados aportados por los signos de exclamación. De hecho, se nos advertía: ¡NO ESCRIBAIS EN MAYÚSCULAS PORQUE EQUIVALE A GRITAR!. ¿Captáis la fascinante implicación de esa advertencia?. Es como decir, que alguien que lee un frase escrita en mayúsculas, la grita dentro de su cabeza. Entonces, cómo leéis, percibís, sentís: ¡AHORA ESTOY SUSURRANDO CASI INAUDIBLEMENTE, CARAJO!.
    Andábamos, al leer, sintiendo cosas que quizá nadie había escrito. Y eso se daba por que era el lector quién en su interior exclamaba. Pero el lector puede decir: Sea lo que sea que ahí hayan escrito (un mesajito de amor tiernito incluso)… ¡ME VOY A MONTAR UN BRONCA INTERNA QUE ME VAN A REVENTAR LOS PABELLONES AUDITIVOS DE DENTRO HACIA AFUERA!, O a la inversa: ¡LEER UN INSULTO DE TAL MANERA, QUE SE CONVIERTA EN UN MANTRA QUE NOS INDUZCA A UNA PLÁCIDA SIESTA!.

    Recuerdo ponerle a un escritor compasivo, mi voz interior enfadada, y a una escritora odiosa mi voz interior amorosa. ¡Cuidado!. Un signo de exclamación, no sólo es un «!», sino cualquier signo (señal, vestigio…) apreciable tomable como indicador de que la palabra escrita, la oración, llevan su tono, su dicción. Ya sabéis, la escritura como vehículo de afectos, sensaciones. Etecé. Pero, el doblez de este asunto, está en que las exclamaciones… ¡No las puede exclamar la palabra escrita!, sino sólo la dicha o la interiormente expresada. Si yo escribo ¡Winston, eres un mamoncete! ¿Cómo pronunciará esta proposición Wiston internamente?. ¿Cuál será la expresión de mi rostro en su pantalla mental?. ¿Qué voz escuchará cuando es imposible que le llegue la mía propia?. Sólo escuchará la suya. Si yo escribo ¡Victoria, eres fueguina!. ¿Qué sentirá Victoria?. ¿Cómo se dirá a sí misma la palabra por mí escrita?. Creo que es por todo esto que Sócrates evitaba escribir. ¿Qué es ser mamoncete o fueguina dentro de mi historia? ¿Y dentro de la vuestra?. ¿A qué suena?. No, no, no… No quiero crear incertidumbres, ni decir que sois o mamoncetes o fueguinas. No quiero que choquen los trenes. No quiero que me ardan las sienes, pero la vida se escribe sola, así que, ahora veo el arte en poner los signos de exclamación, esculpir el tono, modelar la dicción, depurar la intención.

    Y…. eso, lo que os contaba, volví para acá por los comentarios que se agregaban y, retornando al comienzo, al texto de entrada, a la «poesía» de los trenes consumando su encuentro de frente y ardiendo mis sienes, me parece ahora que todos los posteriores comentarios han ido entrando en la escena inicial y constituyéndola, y ardiendo con ella. ¡Fue como una predicción! (Da igual. El futuro no es más que la extensión del presente que escapa a los sentidos ordinarios). Ah, Las emociones!. Oh, Las locomociones!. Estuvieron una frente al otro, el otro frente a la una, la estupenda Victoria y el parsimonioso (al menos para esta gestión) Winston. Dos flamantes trenes!. Pero, no, no, no. Yo no quiero que a nadie le arda, ni siquiera un poquito, las sienes. ¡VICTORIA! Rompe la cerradura y entra. Así te tengas que cambiar el nombre. Da igual, tampoco te preguntaron al ponerte el que ahora tienes (bueno, bueno, aquí me estoy pasando, porque yo no sé si te preguntaron a no). Escribe algo (please) (no un comentario, o sí, pero mejor un obrita tuya) que estoy adicto, pero me estoy quitando.

  9. VictoriaPermuy dice:

    Hola, hola, hola… me has hecho sonreir, vine aquí para decirte que había leído el comentario de YO,YO,YO… QUIERO y ya no sé lo que te íba a decir porque me quedé «descuadrada» leyendo tu testamento, jajaja, pues mira habia decidido no escribir más, sólo dedicarme a leerte a partir de ahora puesto que con los que antes lo hacía ninguno de ellos ha vuelto a tomar estas «sopitas», y la verdad los echo muchísimo de menos pues habíamos hecho «panda» y nos o pasabamos francamente bien,
    eran todas, todos unos «soles» y la verdad antes era a cada momento en que entraba aquí, desde entonces casi lo hago por costumbre pero ya no era con aquella frecuencia, fueron tus correos los que hicieron que a mi volviese ese «gusanillo alegre» como el Pepito Grillo que me acompañaba a todas partes y, pese a este mal entendido, estoy contenta, muy contenta de poder leer algo, que como te dije antes echaba tanto de menos. Ahora creo que ya no tengo tanta necesidad de escribir
    ya me conformo con leer y no me voy a cansar de hacerlo de todo lo que tú aquí publiques, te contestaré, aunque no tenga nada que ver con «tus historias» pues seguro que no entederé nada de nada por ser muy «tuyo» y como tal muy «exclusivo», pero te hablaré de lo que sea, eso sí, te prometo que aunque no lo entienda te daré mi punto en «ME GUSTA», de eso puedes estar seguro
    y seguro también de que será cierto por mucho que lo retuerces, a las buenas personas con una palabra, una pequeña frase, con leer entre líneas se las ve venir de frente, pese a tener la certeza de chocar con el otro tren… y encima si le dan «patadas» y engañan a la misma muerte, ¡qué más se puede pedir!, aquí estaré para salvarme de rebote me libraré : «a quien a buen arbol se arrima…
    Gracias y sigue escribiendo para seguir dándotelas ¿vale?. Victoria.

  10. Wolframio Tungsteno dice:

    Eres una fueguina.
    Tan joven.
    Tan vespertina.
    Aunque trasnoches,
    noche tras noche.
    El Sol,
    antes de salir,
    asoma un ojo.
    Quiere saber si tú
    al escribir
    estás feliz,
    o sientes enojo.
    Asoma el otro,
    le lanzas un beso.
    Se pone Rojo
    y un poco «tieso».
    (por que le ha gustado)
    Sale del todo,
    detrás del soco,
    (por la zona donde venden Coco Rayado, el mío)
    aquí en Marruecos.
    Ya puedes apagar el flexo.
    Es un día soleado,
    que pica un poco
    en los ojos de los trasnochados.
    Hay una gran zanja,
    entre el presente y el pasado.
    Somos libres, somos felices,
    vemos la vida en Naranja.
    El sol ya no es rojo.
    El atardecer será rosado.
    La noche azul profundo.
    Sexo y amor son Magenta,
    cuando están «full» engarzados.
    Blanco es mi coco rayado.
    Y el colorín, como siempre,
    será un colorín colorado.

    (Ser una fueguina es una condición natural. Es la capacidad de reencenderse en cálidas llamas, contrapronóstico, cuando todos creían que sólo quedaban ascuas y que había que irse a la cama).

    A todas las personas vivas, emocionalmente libres, que no temen a la demencia, que pierden la paciencia (o no se acuerdan dónde coño la pusieron la última vez que la usaron. Pero luego, siempre la encuentran), que por cada dragón de fuego que escupen hacen volar dos quetzales y seis colibríes. Que te dan una cal, otra de arena, y otra de agüita fresca. Lo amasas todos, y te haces un castillito, junto a la playa, con tres almenas.

  11. VictoriaPermuy dice:

    Sigo «Descuadrada»… ¿quién me descuadrilará, el descualidrador que me descuadrile buen descuadrilador será,y ¿»andónde» lo encuentro?, ¿»anónde» lo busco?, ya te había escrito una «porrada» y de repente me quedé dormida delante del ordenador y cuando despierto tenía diez líneas con kkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkkk
    todas, hasta quise mandártelas y te decía que me había quedado «grogui» y ni hasta eso pude mandar, será por de de trasnochar.
    Me hiciste sonreir otra vez, ayer a última hora tuve dos «marrones» y estaba de mal humor grrrrrrrrrr!
    muy de mal humor pero con lo que escribiste se me pasó, ese verso es muy «gonito», publícalo, a mí me encantó y no quiero que nadie se lo pierda, «hácelo» porfi, no lo dejes aquí en la puerta trasera,
    «éntralo» por la principal de dos hojas grandes de madera noble, repujada pero sencilla y aparte de la nobleza de la madera, noble, pero noble de NOBLE (bajito sin chillar aunque sea con mayúsculas)
    sólo es para que te la imagines, como entrar por la PUERTA GRANDE (también sin chillar pero esto un poco más subidito de voz para darle más importancia al asunto, «usease» a la PUERTA, ésta más bajito que la anterior). jajaja te voy a marear, pero ya estás acostumbrado a los desvanecimientos y el nº del Samur de memoria, jeje. (creo que sigue de guardia la misma enfermera…vas a tener suerte, jeje)
    De verdad publícala para ponerte el 1 de me gustas, la pena que solamente me dejan votar una vez,
    me encantó de verdad, escribes muy bien, me gusta, sí. Hasta la próxima ¿cuándo?…

  12. Victoria Permuy dice:

    DOS MÁS…

Deja un comentario

Tu dirección de email no será publicada