«Fotografías de un recuerdo.»

Hoy te he visto en una foto. No pareces tú. O, mejor dicho, no te pareces al recuerdo que tengo de ti. Es extraño, pero pensé que eras otra persona… No fui capaz de reconocerte al principio, y tuve que pensar y esforzarme por que mi mente enlazase la imagen de la pantalla con la que yo guardo en mi cabeza… Le ha costado, pero lo ha conseguido. Y, aún sabiendo que eras tú, no te recordaba. Ni a ti, ni todo lo que fuimos y vivimos. Eras un extraño, un completo extraño.

No te imaginas lo rara que me he sentido… Esperaba que se me revolvieran el estómago y las ideas, y, sin embargo, ambos han permanecido quietos como aguas estancadas, como si se estuvieran preguntando qué tenían que hacer en ese momento, como si intentasen recordar la sensación que les producían tus ojos. Ha sido confuso y revelador a un tiempo. No porque no hayas sido nada para mí, que lo has sido y lo sabes, sino porque es la primera vez en mucho tiempo que soy capaz de mirarte sin que se me salten las lágrimas, sin que mi estómago se comprima, sin que me duela hasta la sombra, por haber sido el peor de todos los bichos contigo… Ya no me siento culpable. Al fin, he conseguido aceptarme otra vez. He conseguido perdonarme.

Pero eso no es todo. Guardaré tu recuerdo en mi cabeza y en algún lugar de mi corazón, pero tu imagen se desvanecerá poco a poco, como los colores expuestos por demasiado tiempo al Sol. Será mejor así. Dejemos que el Tiempo pase, y que nos acerque de nuevo o nos aleje definitivamente, según Él crea conveniente… Porque no está en nuestras manos, a pesar de todo. Pero, por mucho que corran las agujas del reloj y las hojas del calendario, siempre guardaré una sonrisa cariñosa para tu recuerdo.

Sarah Havok
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