Miles de historias

X: Que miedo no saber que decir. No poder encontrar palabras que expliquen, con dificultad y pena, la angustia de dejar ser, del hartazgo aburrido y germinado por semillas de la inseguridad… Que miedo no pararme bien. Que terror no abrazar el deseo y pensar en nuevos cuerpos. Que asfixiante contestar y no cuestionar. Que miedo no conservar la promesa absurda y refugiarme en los vicios del heterosexual. Me da miedo perder lo que hay, lo que no existe aún y lo que quiero exista conmigo, contigo, con ellos… Voz pasiva. Voz activa. Voz de mando. Voz conciliadora. Amante y amarte hasta que todo sea más simple y no tenga miedo. Amor.

Edgar Eglon

Así, con unas ganas de escribir es que me encuentro la mayor parte del tiempo. Pero la duda a veces es -¿cómo generar un espacio en el cual hacerlo? Bueno, mientras lo termino de cachar, continuo dejando palabras dispersas, otras -más o menos- acomodadas, y sin principio ni fin.

Me aventuro a compartir el gusto con otros pares. Ansiosos, contradictorios, exploradores. De aquellos que nos subimos a la duela a vivir un poco de ficción y nos enamoramos del vértigo, la palabra dicha, el pensamiento compartido y la convención escénica.

De esos que a veces nos vamos a confundir algún lugar recóndito.

- ¡Que sean muchos y suficientes! ¡Que los malos se vayan pronto de mi Tierra! - son cosas en las que pienso continuamente.

e. E.

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