Sensibilidad

¡Ah las emociones! Eso que no podemos controlar con facilidad, eso que nos hace más humanos, más asequibles y menos soberbios.

Yo he de reconocer que soy una persona a la que es muy fácil tocarle la fibra ¿Sensiblero?…No lo creo, si sensible, aunque parezca un poco cursi el decirlo un hombre; claro que como yo no distingo más que seres humanos, pues realmente me da igual lo que piensen los demás.

Uno se puede quedar minutos extasiado viendo el vuelo grácil e imprevisible de una hermosa mariposa. Cuando me ocurre, esa visión siempre me retrotrae a mi infancia, a aquellos años en los que todo estaba por descubrir, en lo que todo era asombro y pensamientos fantásticos, fantásticos de fantasía, se entiende.

Los cantos de los pájaros, el color de una flor, un perfume evocador…todo eso me emociona y me gusta.

Cuando me siento delante del teclado de éste ordenador a escribir, nunca se lo que voy a decir, dejo que los pensamientos que plasmo en letras, surjan sin más.

Quizás no sea la forma más ortodoxa de escribir, lo entiendo, pero es la mía. Así he escrito tres novelas y cientos de relatos, microrrelatos y decenas de poemas.

¿Tendrá eso algo que ver con la sensibilidad?…Seguramente si, o no, vaya usted a saber; lo que tengo claro es que así seguiré haciéndolo hasta que mi cerebro me lo permita.

Por cierto, el título casi es obligatorio ¿no creen?…

Stradivarius
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