DE UN MIEDO QUE ATERRA

Y el miedo se hizo dueño en las tinieblas

del sueño que inocente se dormía…

abusa de la ausencia de conciencia

de un alma que al descanso se rendía.

 

De escrúpulos y penas es vacío…

mas no de las mordazas y torturas

de látigos y fustas bien armado

de espadas y puñales afiladas.

 

Y tal cuan indefensa se te haya

sin darte ni un segundo a defenderte

te abre las heridas ya pasadas

y escarba en ellas hasta desangrarte.

 

Y cuando por el alba te despiertas

con ojos aún cayéndote las lágrimas

recuerdas que la noche te ha jugado

la más cruel y ruín de las pasadas.

 

Y quieres remontar y no remontas

y deseas olvidar la pesadilla…

de nuevo son las lágrimas que afloran

sin dar opción a borrar de tu pizarra.

 

Ahí escrito está… y escrito queda

con letras grandes, todas en mayúscula

no sea que tus ojos doloridos

se pierdan… y no leas las palabras.

 

Y bien con tiza o tinta perenne

escrita queda lo que fué tu vida

los sueños, fantasías y alegrías

colgadas del telón quedan un día.

 

Y cuando la sesión de aquel teatro

acabe y se recoja el vestuario…

no quedan más que trapos y silencio

ni queda un solo eco de un aplauso.

 

Y la función se repite al día siguiente

así… según el éxito  que obtengan

si un día las entradas no se venden

se cambia el escenario y…¡santas pascuas!

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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