Otra vez un adiós definitivo
- publicado el 04/11/2014
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Aceptación: La quinta puerta
Media alma se desangra en silencio. Se aleja sin dirección, tambaleándose, sin manos suficientes para tapar todos los agujeros que el frío vacío va quemando. Es ciega, pues ni aunque el dolor se secase en sus ojos podría devolver la mirada al mundo. Navega a la deriva el negro mar de llanto y arropa sus ausencias con el hormigón de la ciudad.
Pasan los días sin pasar el tiempo y las negras millas sin horizonte, como su desdentado sentimiento sin nombre. La naufragada esencia se cobija en una carcasa sin mente. Hace ya que esta saltó por la borda y se ancló profundo, parándose con el mundo y en esa quietud sedando la trinitaria tripulación; dormida sin sueños, sin imaginarse despertar en otra realidad.
Sin embargo, una mañana nublada y húmeda les recibió. Un viento grave y rítmico latía otra vez, rompiendo las olas contra una nueva realidad. Los tres disociados navegantes se buscaron lentamente y una vez más juntaron sus voluntades, rompieron la niebla y comenzaron a andar. Atrás no había nada más que mirar que un recuerdo que no les devolvería la mirada, pero los tres retrocedieron hasta hundir sus piernas en el oscuro lamento para abrazarlo y llevarlo con ellos. Fue su hogar y aunque lleno de ausencias, será un hogar en un mundo nuevo. Un mundo que desean amar y conocer.
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Ratifico lo dicho en tu texto «Un hombre que bebe solo», es decir, escritos los tuyos bien armados estilisticamente y relativamente enigmáticos. También añadir ahora que están muy bien escogidas las imágenes de acompañamiento que pones como la de aquí arriba, con ese hombre en blanco y negro. Salu2 😉
Agradezco mucho que lo valores así de bien. La verdad es que hacía mucho tiempo que no escribía. Es cierto que no he sido nada concreto, pero supongo que ahí está la magia, en haber dicho exactamente lo que tenía que decir para que se sienta aunque no se entienda desde el otro lado de la pantalla.
El titulo es un guiño a las 4 puertas que Patrick Rothfuss mencionaba en el nombre del viento.
En innumerables ocasiones y como ahora en tu caso, es acertado y magnético que el texto quede entreabierto en su ambientación o en su significado para que el lector no capte del todo los conceptos y haga pensar al propio leedor; algo que sucede también, por ejemplo, en fabulosos clásicos como «Ubik» de P.K. Dick. De todos modos, si tú como escritor, has sentido que te has expresabas total y plenamente en tus párrafos pues eso es lo que importa realmente. 😉 Un saludo.