SINTONIZANDO UNA INFINITA ESPERA

SINTONIZANDO UNA INFINITA ESPERA

El terremoto aniquiló su hogar e Isaac quedó atrapado bajo los escombros en exiguos segundos. Solo su radio quedó encendida en medio de la afónica oscuridad. ¡Ondas, penetrad todavía!
Aquella neófita emisora musical, la 10.7, acunaría su oído en la rígida espera.
Frecuencia milagrosa: única compañera melódica en contraste con aquel derrumbe pedregoso, conexión vital (como un cordón umbilical) dentro de dicho desordenado ataúd de ladrillo. Isaac se fue sintiendo un retoño de ese canal, navegando en odisea infinita por aquel número de la FM, rezando para que las pilas ni él mismo se rindiesen. Ignorando su ventura, agradeció a la radio que concibiese su presente…

Txus Iglesias
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