Recursos humanos
- publicado el 29/10/2017
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¡Se la tenía jurada! Sólo tuvo que pulsar fuertemente en la cubierta del teclado aquella carta estándar de despido: ¡enseguida notó sus dedo[...]
Despierta
Luego de abrir sus ojos y seguir a oscuras, toco con sus manos y rodillas la tapa de madera y sintió que no podía tragar aire ni saliva.
Lo siento en mis carnes…luego en mis huesos.
Es para temblar… y pensar…¡enhorabuena!
Muy bueno.