PI-PO-PI PI-PI-PO PO-PI-PI

Vengo de su entierro.

Solo escuchaba en mi mente: “pipopi-pipipo-popipi”.

Algo pasaba. Le desenterré.

Vivo, con su móvil, sin línea, marcaba mí número.

Se lo quité y volví a enterrarlo.

Zetabon
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