DESESPERADA…

Aquí, con un imsonio del quince

esperando me entre el sueño

conmigo mismo enfadada

y muy, muy desesperada.

 

No tengo ningún problema

y ni lo busco tampoco

espero por mucho tiempo

que ese asunto no me toque.

 

Simplemente me ha tocado

como me ha pasado otras veces

estar contando borregos

con balidos permanentes.

 

Y, ni aún así viene el sueño

será que, como en la escoba

me confundo en el recuento

y tengo que volver ha hacerlo.

 

Y, como no pienso en nada

sólo pienso en tí mi vida

en los celos que me asaltan

que hasta de tu sombra tengo.

 

Del agua, cuando te duchas

del gel que recorre tu cuerpo

del champú que de tus cabellos

hasta del papel » del giénico»… (jajaja)

 

A veces me pasa ésto

y paso la noche en blanco

pero mañana una siesta

lo arreglará de inmediato.

 

Pero cuando estás cansada

y necesitas descanso

doy vueltas como una noria

en nuestro sofá no de IKEA.

 

Y, pienso en esas chorradas

que me espabilan un h—-

no me cabreo mi cielo

pero la cabeza no para.

 

Podría pensar otras cosas

la comida de mañana…

hacer lista de la compra…

o barrer toda la casa…

 

Pero no, ahí te cuelas

en mi cabeza insensata

que se pone a trabajar

en cosas que no hacen falta.

 

Y, es que soy una egoísta

que sólo para mi quiero

tenerte durante el día

y por la noche quererte.

 

Y, estoy tan enamorada

que «me se ocurren» tontadas

en lugar de cosas buenas

«me se ocurren» cosas malas.

 

Pues ya ves lo que me pasa

que tu novia está «pirada»

pero de eso sabes de sobra

como si parirme hicieras.

 

¡A qué sí mi vida!…

que sabes que estoy «chotada»

como las cabras que cuento

y que las sumas me fallan

 

Las contaré con los dedos

a ver si me canso antes

y concilio ese, mi sueño

que tanta falta me hace.

 

Ya los párpados me pesan

parece más el izquierdo

a ver si toca el derecho

y cierro los dos al tiempo.

 

Sólo me quedan tres horas

aún me queda esperanza

voy a intentarlo de nuevo

a ver si tengo más suerte.

 

No desvelaré tus sueños

tranquilo que no me muevo

sería hasta un sacrilegio

despertarte a tí, mi cielo.

 

Mañana cuando despierte

te daré los buenos días

me daré una buena ducha

para empezar a quererte.

 

Buenas noches amor mío

tú, no te enteras de nada

que como un recién nacido

a pierna suelta descansas.

 

¡Qué suerte tienes «cabrito»!.

 

 

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