El bruxista

Todo consejo en contra de los dentistas será poco, amigos. Dicen que no solo te destrozan la boca para convertirla en la de Jessica Alba (aunque tú solo quisieras un empaste), sino que eliminan todo resto de fondos en tu cuenta bancaria. Dicen. Mi caso fue peor.

 

Estaba un buen día comiendo pipas (Tijuana) y de repente noté algo duro. Escupí sobre mi sofá de piel de leopardo sahariano y descubrí entre las astillas de las cáscaras un trozo de hueso. De diente. Concretamente del segundo premolar superior izquierdo. O eso dijo el (disculpad mi lenguaje) cabrón de mi dentista. Continuó examinándome la boca y me dijo que padecía bruxismo. En mi caso esa enfermedad se manifestaba de noche, consiste en chirriar los dientes y apretar la mandíbula inconscientemente, mientras uno cree que duerme tranquilamente.

 

Me hizo un presupuesto para implantes, fundas, prótesis especiales para dormir y un patito de goma de regalo. A los seis meses mi yo-dormido ya había destrozado la prótesis, digerido los implantes y  fundas y descabezado al patito de goma. Parece ser que mi yo-dormido era muy agresivo.

 

Antes de provocar otro infarto a mi cartera decidí tomar medidas por mi cuenta. Supuse que mi cara enfermedad sería fruto del estrés, que es lo que siempre dicen en el telediario, que vivimos estresados. Así que opté por acudir a la psicóloga que trató al yonki (o drogodependiente) de mi cuñado (que en paz descanse), que aunque era mala profesional (me remito a los hechos) estaba muy buena y era la que menos me cobraba.

 

Su primer diagnóstico fue que mi exceso de autocontrol era el que provocaba que mi yo-dormido-bruxista se desahogara apretando los dientes, como diciendo “¡qué rabia, qué rabia!”.

 

Su segundo diagnóstico fue que tal vez tendría tendencias homosexuales (aquí mi psicóloga, aquí una seguidora de Freud) visibles en mi excesiva ingesta de pipas Tijuana y un uso abusivo del color azul en mi vestimenta, que provocaba que mi yo-dormido-bruxista-reprimido agitara profundamente su conciencia, encerrado en el armario.

 

Su tercer diagnóstico fue que mi yo-dormido-bruxista-reprimido-homosexual sufría profundamente porque mi yo-quetemiroalastetas estaba empeñado en acostarse con ella y eso provocaba un fuerte rechazo (y con ello rechinar de los dientes) de mi yo-dormido a mi yo-salido.

 

Ya no hubo más diagnósticos porque dejé de asistir a su consulta. Me quedé con el primero, así que decidí dejar de autocontrolarme y relajarme. El primer paso era decir siempre lo que pensaba tal y como me venía a la mente. Así que perdí el trabajo por amenazar a mi jefe con fornicarme a su prima y cagarme en su estampa.

 

Pensé que no era malo cambiar de trabajo, este me producía mucho estrés. Así que vendí mi sofá de piel de leopardo sahariano, mi casa y mi juego de dedales de porcelana y me compré una casita en el campo. Mi único trabajo sería arar mis tierras y preocuparme por encender buenas lumbres en invierno. Y por supuesto no dejar de decir nunca lo que pensaba, evitar a toda costa el autocontrol. Pero esto amigos, en un pueblo perdido de Badajoz, es muy complicado. Porque al mes de instalarme en el lugar, en uno de mis intentos por superar mi autocontrol, comenté algo sobre la madre de un hombre chepudo que casi me atropella con su tractor y recibí tal puñetazo en la boca que se me cayeron todos los dientes; y eso no fue todo, al día siguiente todo el pueblo se amotinó y prendió fuego a mi casita, mis tierras y el cuerpo del patito de goma.

 

Ahora vivo en una casita más pequeña, sin aire acondicionado, calefacción, trastero, sofás de piel de leopardo sahariano ni nada de eso. Y no, no tengo dientes. Solo tengo un techo de cartón, uno de los dedales de porcelana y un taco de panfletos como este, para advertiros que NO VAYÁIS NUNCA AL DENTISTA. Y ahora podéis dejar vuestra limosna en el plato que hay a la izquierda de mi pequeña guarida. Gracias y disculpad las molestias.

 

 

comolesjode
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8 Comentarios

  1. comolesjode dice:

    yeheheiii! Bueno me he explayao un pelín pero bwe, que no me habéis tenido que aguantar en mucho tiempo asínke os jodéis. Un beçito.

  2. comolesjode dice:

    Ah por cierto si queréis darle más morbete a la historia, todo viene a cuento de un presupuesto pa millonarios que le ha hecho el dentista a mi vieja, que «sufre» el tal bruxismo. Y resulta que me ha explicao lo que era y yo también soy bruxista, o bruxoleta, o bruxómana, asínque vigilad vuestras espaldas y entrepiernas que muerdo y no paro (q fisna, oiga).

    Muakssss.

  3. Lascivo dice:

    Buaaajajajajjajajajajjajajajajjajajajajajajajjajaja
    jajajajajajjajajajajajjajajajajajajajjajajajajajajjaja
    ajajajjajaa
    aajajjajajajajajajajja
    ajajajajajajjajajajajajajajjajajajajajjajajajajajajajajajajaj
    Brutal, Comolesjode. Por aquí se te echaba de menos, pero no sabía cuánto hasta que te he vuelto a leer.
    Stas loca, pero por dios! qué de puta madre describes estas situaciones grotesco-bizarras!

  4. Yadoi dice:

    Ostia, y yo tengo cita para dentro de poco.

    El mejor remedio para el bruxismo es la marihuana, Patri, relaja y te abre bien la boca (a tu novio le encantará) xD

    Me ha encantado nena ^^

  5. olvir dice:

    jajajajaja
    muy bueno, el bruxismo
    lo parece un indice elevado
    de la sociedad y sip, es bastante
    caro, pero luego tambien te previene
    de dolores de cabeza, cervicales, mandibula..etc que te joderian mas
    la vida xD
    Me a gustado bastante
    un saludo!

  6. champinon dice:

    Muy grande Parrus… grandioso regreso!!

    Ya iba siendo ora de que te dejaras caer por aki! xD

  7. Pequadt dice:

    xDDD
    Ya te echábamos de menos por aquí. Muy buen relato con el que vuelves a la carga. Si señora 🙂

  8. jose luis dice:

    Perdona, soy novato, no sé cómo utilizar las etiquetas que me dices.

    He conseguido leer la tragedia del que acudió al dentista. Me parece una caricatura de la realidad, pero en este campo las realidades sangrantes que se viven superan a la ficción. Los dentistas en cuanto les abres la boca, te intentan sacar la cartera por el gaznate. Son terribles. Yo llevo 2 «mercedes» en la boca y mi mujer dos…con el agravante de que tengo 5 hijos que también están gastando de lo mismo.

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