Falsedad y consumismo

Julia era esa clase de persona a la que en estas fechas navideñas le rondaba por la cabeza la idea de que nunca es tarde para creer, no le importaba darle la vuelta a sus principios y retractarse de todos sus actos. Tan solo en estas fechas juntaba el verbo pedir con la palabra perdón. Salía a la calle, una calle llena de luces, luces de bajo consumo pensaba, eso le hacía sentir mejor persona al recordar que existía gente que no tenía ni velas con las que alumbrar las frías estancias de sus casas construidas con cartones. Antes de cruzar la puerta de los grandes almacenes de su ciudad dejaba un par de monedas en la funda de violín del hombre que tocaba a la entrada, así se sentía más humana, aun sabiendo que lo que había dejado allí no era nada comparado con la cantidad que se gastaría en trastos inútiles que regalar. Trastos que tan solo se llenarían de polvo en el desván al acabar la navidad.

Por el contrario Elena hacia ya dos inviernos en los que las luces no le alegraban por estas fechas, y es que las únicas luces que veía eran las de los mecheros quemando plata en su barrio. Y lo único que le había alumbrado hasta ahora eran los ojos marrones de la que decía mucho sin palabras, ojos que dejaron este mundo. A sus 17 años no sabía qué hacer para que no se notasen los golpes que le daba la vida. Qué haría ahora que el pequeño comercio en el que trabajaba al salir de clase había quebrado, no sabía cómo explicar a sus dos hermanos pequeños que los reyes magos habían perdido la dirección de su casa. Su padre sin trabajo desde hacía unos meses no encontraba nada en lo que trabajar, tiempo atrás había sido empleado de una fructífera empresa que algún pez gordo compro dejando a todos los trabajadores en la calle.

Elena y Julia se cruzarían esa misma tarde por la ciudad, vidas tan diferentes, Julia sentiría envidia al ver la imagen de Helena paseando con sus hermanos. Y es que a pesar de las tempestades seguía aguantando, estas navidades inventaría un millón de cuentos para la cena de noche buena, y sus hermanos reirían a su lado, su padre volvería a emocionarse al ver en lo que se había convertido aquella niña. Mientras que en casa de Julia tras abrir los regalos se sentarían en una fría mesa, en la que la distancia más pequeña entre sus comensales era inmensa, no solo los cm si no también los sentimientos, durante toda la cena se hablaría de trabajo, los egoísmos saldrían a relucir y a ella se la tragaría la soledad. Entonces y solo entonces, recordaría la imagen que había visto semanas atrás. Recordaría entonces la chica mal vestida pero limpia y los dos niños flacuchos pero sanos y sonrientes que se había cruzado por la calle.


Al día siguiente Julia saldría a la calle con su visa oro en mano, a comprar algo que la hiciese feliz… drogas también un poco de todo.

7 Comentarios

  1. xplorador dice:

    Muy cierto todo lo que dices, seguramente cierto para siempre.Me gusta especialmente el toque final, me siento identificado con tu resignación y en general con tu forma de ver las cosas 🙂

  2. comolesjode dice:

    jeje hombre todo lo que has escrito es una verdad como un templo. Pero creo que todos, hasta los que parece que con la edad se han acostumbrado a pasar una y otra y otra nochebuena como si nada, en el fondo lo saben. Y ahora habría que preguntarse porqué se sigue el rollo, al fin y al cabo es eso, hacer como que se cree en una mentira que todos sabemos que está ahí.

    de todas formas, http://www.goear.com/listen.php?v=b59bb8e ,jajaja ale pa tos vosotros,FELIZ NAVIDAD xD

  3. Lascivo dice:

    Weno, estoy de acuerdo contigo, pero también te tengo que hechar un poco la bronca. Y es que esto que has escrito no es un relato. Ni siquiera lo denominaría ensayo. Es puramente tu opinión personal. La manifestación de las opiniones personales no es el objetivo de este blog. Entendería que quisieras causar una impresión y escribir un relato cargado de tu forma de pensar, pero éste no es el caso. Es una opinión personal tuya propia. Yo como administrador no voy a borrártelo, por supuesto, pero te hago saber que estás incumpliendo las normas. Y te diré que estoy de acuerdo, pero tenemos que respetar a los que no piensen como tú.
    Por favor, siento ponerme borde, pero este tipo de opiniones guardáoslas (o camufladlas como relato, si queréis, como un relato con moraleja o algo, pero que sea ficción).

  4. ingravida dice:

    Lo siento, y si quieres borrarlo adelante, creo que tienes razón y que es demasiado subjetivo, creo que me ùdo mi parte irracional

  5. ingravida dice:

    Lo siento, y si quieres borrarlo adelante, creo que tienes razón y que es demasiado subjetivo, creo que me pudo mi parte irracional

  6. Zilniya dice:

    Aún así, me ha gustado tu forma de expresar tu frustración, tu prosa tira ligeramente a poética, juegas bien con las palabras… Y dejas bien claro lo que piensas!!

  7. ingravida dice:

    Después de la reprimenda, merecida, lo he cambiado intentando que no perdiese la idea principal. Una vez más pido disculpas si alguien se sintió ofendido y también por saltarme las reglas. Y a pesar de ser repetitiva me reitero en que me deje llevar por la frustración y mi parte más irracional.

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