(Ésta es la décima parte de una saga, para ver la anterior haz click AQUÍ)

Khaira miraba desconcertada el cuchillo, ¿significaba que la iba a  matar?

Es curioso pero cuando vas a morir tu vida pasa ante tus ojos y Khaira rememoró toda su infancia, recordó la perdida de sus piernas y cómo le reimplantaron unas nuevas, recordó cuando le enseñaron una foto de un hombre y le dijeron que era su padre e incluso el cómo le habían ordenado que fuera a buscarle y le trajera… y por supuesto recordó cómo se había sentido durante la semana en que se contaron toda su vida, cuando le explicó a su padre cómo podía ser su padre sin siquiera recordarlo y evocó en su mente las preguntas para las que no había tenido respuesta y que hacían referencia a la «amnesia» de su padre…

Cuando Khaira quiso darse cuenta, su padre había salido por la puerta y corría por el pasillo a gran velocidad… Y la alarma sonó. Khaira salió corriendo detrás de su padre y se mantuvo a una distancia prudencial, solo quería saber hasta dónde estaba dispuesto a llegar.

Tick-Tack

Gear parecía correr sin rumbo fijo aunque sabía muy bien hacia donde se dirigía. Podía diferenciar los engranajes de la persona que buscaba, así que giró en otra esquina y encontró la puerta que buscaba. Al entrar vio al hombre que buscaba rodeado de gente con pistolas, todas apuntando a Gear, pero Gear había asumido que iba a morir…

Tick-Tack

Khaira vio como su padre era apuntado por esa cantidad de pistolas a la vez y temió por su seguridad. Sólo se le ocurría una solución, cargó los engranajes de sus piernas y corrió a toda velocidad.

Tick-Tack

Gear estaba cegado por la ira, apenas prestó atención al resto de engranajes en la sala destartalada y ruinosa en la que se encontraban… Gear se abalanzó esperando una ráfaga de disparos sobre su pecho que no se llegó a producir, agarró de la bata a su padre y le puso el cuchillo contra el cuello.

– ¡Tirad las armas o le mato!-dijo Gear que, al ver que no le contestaban se dio la vuelta y vio a todos los guardias tumbados,  inconscientes y a Khaira tirada en el suelo con sus piernas mecánicas destrozadas.

– Papá, entiéndelo, pero tienes que escapar de aquí- dijo Khaira mientras le miraba con una triste sonrisa.

Gear tenía ganas de acabar con el responsable de esto, y aunque quería sentirse culpable no podía culpar a otro más que al hombre que tenía delante. Le puso el cuchillo en la garganta y con una voz que helaba los huesos le dijo:

– Tú tienes las respuestas a mis preguntas, así que las vas a contestar te guste o no, ¿entendido?

– Claro número 75118, ¿qué quieres saber?- le contestó su padre.

-¿Quién soy?

Al oir esta pregunta el padre de Gear esbozó una leve  sonrisa

– Creo que ya es hora de que sepas la verdad, así que te lo contaré todo…

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