CUENTATANTOS CUENTACUENTOS
- publicado el 15/01/2014
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Relato del agua…
Caspian movía sus tentáculos de manera inusual, pero sin plena consciencia de ello. Para Sigmund, el guardián de la colonia estaba claro. Caspian guardaba un secreto. Era inútil torturarle, pues podía ser cualquier tontería, que no hiciese correr peligro al resto de la colonia; pero como guardián sabía que tenía que conocer toda la información pues cada secreto era una grieta potencial en sus defensas. A pesar del nerviosismo que Caspian le infundaba con su actittud, Sigmund, había sido elegido Guardián por ser el más racional de todos ellos. Así que apretó el pico, y se serenizó un poco antes de acercarse a comunicarse con Caspian.
Sigmund diluyó sus pupilas intrigado por la consecución de los actos. Caspian había cambiado de color cuando él se había acercado. Era el mecanismo de defensa que cualquier calamar usaría cuando se sentía amenazados. Y se había alejado de allí soltando volutas de tinta para no ser perseguido de cerca.
Sigmund sin saber que hacer bajó al fondo del mar, lugar habitado sólo por los mayores, y en él que permitían su acceso sólo por ser jefe de clan. Allí las especies no estaban tan separadas,ni tan enfrentadas, ni sus miembros eran tan numerosos como alrededor del islote, (territorio dominado por la colonia de Sigmund. Sigmund iba temeroso cada vez que bajaba allí, pues había oido muchas historias de los moradores de aquella zona. Su maestro, el anterior Guardian de la colonia, se había decidido a desatender sus labores, y se había instalado allí asi que si necesitaba su consejo debía bajar por poco que le gustase.
Sigmund rastreó la zona en busca de su maestro y no tardó en encontrarle. Fabian tenía un aspecto imponente. En el último año había doblado su tamaño, y ahora su pico era casi como la cabeza de Sigmund.
-Te esperaba- le comunicó Fabian con sus ademanes ligeros y tranquilos.
-Tengo problemas ¿lo sabías?-se azaró Sigmund para comunicarle a su maestro.
Fabian no se alteró dando a entender que sí. Y tras frotarle la cabeza con uno de sus tentaculos, cómo solía hacer cuando estudiaba con él; le indicó con ruidos ululantes que venían las ballenas, y que su colonia empezaría a estar nerviosa sin saber que hacer. Sigmund se despidió y nadó rápidamente hacia la zona de la colonia, y destruyó con sus tentáculos la zona que su familia había considerado su casa durante años, dando a entender que se marchaba.
Como Guardian de la colonia, aquello significaba mudanza general, a los que quisieran seguir protegidos por él. Muy pocos corrieron a romper sus lechos marinos, y para convencerlos Sigmund ululó advirtiendo de las ballenas.
Cuando estas llegaron, no tuvieron ese día calamares para cenar; pero la historia del mar es muy larga, aunque no hay suficiente espacio en un relato para contarla.
- el ataque - 16/07/2009
- Atrapado - 18/05/2009
- Nueva Tierra - 31/03/2009
Mola! aunque no me queda muy claro si es una asga o no.
Sólo un detalle, en el antepenúltimo párrafo al final, no repitas la palabra «zona» tan de seguido, suena un poco raro (creo…).Nose, podrías poner «lugar», «área» o algo por el estilo.
Muy guapo en cualquier caso.
Una fábula muy bella y llena de vida!!!