La escuela

Este es el segundo relato, y último, de uno que escribí hace poco.

Para leerlo -> AQUI

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– ¿Y dices que salieron todos? – preguntó extrañado el abogado.

– Todos. Mi primo también, ya lo sabes.

– Repiteme otra vez lo que vió. Es importante que tome notas.

– Bueno, – la chica comienza el relato con aire nostálgico- está lo de la carta. Luego la cena. Los borrachos.

– NO, no,… -dijo el abogado- pasa directamente a lo del aula.

– Eh, sí, claro. Pues, llegó al aula, allí estaba el viejo director de la escuela. Decían que iba a pasar una sencilla prueba que le permitiría irse a casa. Pero se sorprendió mucho cuando le dijeron que lo que tenía que hacer era leer en voz alta un libro. ¡Un libro! ¿Es eso un exámen? ¿Es eso una prueba para saber si estaban contagiados? ¡Sabían algo, seguro!

El abogado levantó la mirada, empatizando con la chica.

– No es tan fácil ganar una demanda como la que tienes entre manos con eso. Quiero toda la experiencia, con pelos y señales,… ¡Todo!.

– Si claro, lo siento. Gracias por la ayuda, cariño. – La chica continuó la historia con voz temblorosa- Él se negaba a leer, hacía preguntas. No obtenía respuesta. Aquella situación le parecía ridícula, y lo era. Finalmente tuvo que acceder ante la insistencia de los profesores. Y entonces ocurrió.

Se paró unos segundos y después dijo:

– Comenzó a leer y, según me dijo, las letras ardieron y desaparecieron. Él decía que mirar hacia adelante era ver en blanco y negro y, según mirabas hacia atrás, se volvía colorido. Entonces escuchó un disparo y vió a su alrededor el completo vacío. Nada. Una figura aparecía y desaparecía detrás de una verja y su cara se deformaba hasta convertirse en polvo. Entonces caía desde un barranco y le atravesaban el corazón con el tallo de una rosa. Luego despertó, caminando junto a todos sus compañeros de colegio en dirección a sus casas. Les habían drogado ¡Seguro!. No es normal que dijera tantas tonterías.

Las lágrimas comenzaban a asomar en los ojos de la chica.  El abogado preguntó intrigado

– ¿tú qué crees? ¿Crees que realmente lo vió?

– Hombre, si él lo dice, lo vió. Pero seguro que estaba drogado. No se sabe como va a responder una persona cuando la drogan.

– Ya, pero eso no explica… -el abogado miró al suelo- …por… por qué murió más tarde.

– ¡Él no murió! ¡Le mataron! Y, por esta razón, pagarán por ello.

La chica comenzó a llorar, el abogado dejó los papeles y fue hacia ella para arroparla con los brazos y tratar de consolar a una de las muchas personas que lloraban a los muertos de la catástrofe Joan Serra.

Champiñon
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6 Comentarios

  1. carretero18 dice:

    mola, xro kiero una tercera parte k lo explike tronko, una resolucion!!!

  2. Champinon dice:

    Bueno, tengo que aclarar algo.

    Este relato es otro de mis sueños raros. En ellos los dos hermanos en los que basé el diario, somos mi hermano y yo. No se puede continuar, ni se puede explicar, porque basicamente no lo se, podria buscarle el punto e inventarmelo, sí, pero creo que le quita cierto encanto.

  3. Ana dice:

    Y la prima quién es? Y por qué??! POR QUÉ RAZÓN nos torturas de este modo?
    Está bien, pasaré página.
    Amén y amén.

  4. Lascivo dice:

    es… rayante. Pero (y esto te lo he dicho antes) cada vez redactas mejor.
    Me gusta el cambio estructural entre este relato y su predecesor, no lo esperaba. En la variedad está la calidad, creo.
    Bueno, muchacho, perdona por la tardanza en comentar. No volverá a pasar, ¡lo juro!

  5. champinon dice:

    Son dos cosas que hablan de lo mismo pero no hay ninguna relacion. La prima no es la prima de los protagonistas del diario, no tiene nada que ver.
    Pense que cambiando el estilo de redaccion quedaria más interesante y menos repetitivo, parece que ha funcionado 😛

  6. Ana dice:

    Si.. ya.
    Sé que soy yo. No lo jures y/o aclares.

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