Mediastintas

Sabemos de buena tinta que allí vivía, rodeado de toda aquella blancura, aquella planicie inmaculada.

Cuando ocasionalmente se posaba allí algo con letras, él se preparaba para darles caza.

Se armaba con un signo de exclamación al que le había sacado punta y lo empuñaba a forma de lanza, moviéndose con sigilo.

Entonces se abalanzaba contra las desprevenidas letras, que una vez desprendidas de la superficie que las mantenía presas se volvían salvajes, se encabritaban emitiendo onomatopeyas según sus fonemas a la par que intentaban embestir con sus astas.

Una vez domadas había que pegarlas de nuevo en el papel para que no huyeran; Las Sans eran un poco más dóciles que la Serif (que eran muy traviesas y revoltosas), más claras en su expresión pero sin gracias.

Las elegantes cursivas eran un tanto soberbias, con un gracioso acento italiano antiguo.

Cuando de mayúsculas se trataba, el problema venía una vez desarraigadas de la celulosa, pues con sus amplios andares- o rodares- en su confusión, a veces aplastaban a las pobres minúsculas, excepto las “R”, que cuando las acariciaba justo por debajo de la panza movían su rabo y ronroneaban.

Las tipografías Black, las letras en negrita y los grandes titulares caían por su propio peso; solo había que vigilar no estar debajo en ese momento.

Caían con gran estruendo sin embargo no lo notaban; eran unos tipos duros.

Una vez sometidas, las usaba para expresarse o divertirse provocando erratas o tergiversando textos.

Las de más de un pie (como m, ñ, n o h) eran ordeñadas. La “k” no, pues podía golpearle con su brazo.

No hay nada como el sabor químico de la tinta fresca por la mañana.

Le encantaba leer y tragar tinta, independientemente del color, auque si había que elegir prefería la negra (la de china, la mejor), con bastante goma arábiga y humo de raspas de pez; la roja le irritaba un poco. Se tomaba muy a pecho la frase “beber del saber de los libros”.

En cuanto a los libros ilustrados, le parecían poco prácticos para sus propósitos, pero en realidad a veces se embriagaba de la mezcla de la tricromía de impresión. En esos momentos se dedicaba a cargar las tintas de las noticias de los periódicos dando lugar a titulares increíbles como:

“Mujer de 93 años tiene una camada de elefantes rosas” o “Hombre de mediana edad es arrestado por estar triste. Sonría”.

Una vez, en el horóscopo (sección que, como las estadísticas, normalmente venía ya tan disparatada que le costaba serios esfuerzos para ser original al modificarla) puso que todos los Tauro ¡morirían acuchillados!

¡Vaya manera de entretenerse!

Un día que hubo poca caza, mientras repasaba su colección de fuentes y jugueteaba con una “o” comic sans, hizo algo poco usual, reparó en sí mismo:

Su cuerpo presentaba pigmentos cambiantes, casi vivos, que respondían a su estado de ánimo.

Se apoyó con el pié en el papel y lo deslizó imitando la forma de la “o” que le hacía compañía.

No pasó nada.

Lo intentó con toda la intención de marcar con una parte suya allí donde pisaba y para su sorpresa una estela negra seguía la trayectoria de su pié. Fue un momento glorioso. Empezó a probar con distintos colores y formas.

Esto significaría un cambio en su existir, pues había hallado en su interior un mundo de posibilidades.

Pero ésta etapa requería estrenar algo muy valioso. Se concedió lo que nunca tuvo:

Un nombre.

Un nombre en parte inventado y en parte heredado de los libros que había leído (o bebido).

Un nombre raro, pero a él le gustaba:

Se desplazó a una hoja en blanco y escribió bailando:

“Inknatiuns Gutemberg Tintoretto.»

Ése fue el nombre que se dió a si mismo, pero nadie recordaba un nombre tan largo. Todos lo conocían y así será recordado por siempre, como el pequeño «Mediastintas».

T.Owen

newowen
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11 Comentarios

  1. newowen dice:

    Querido/a lector/a, si has llegado hasta el final del relato
    ¡Felicidades! XD
    Muchas gracias por ser tan paciente.
    Algunas de las palabras en cursiva son argot de tipografía.

    Si alguna vez encuentras noticias extrañas, la culpa es de Mediastintas. Cuidad bien vuestros relatos de este ser.
    Un saludo a todos.

  2. reinadelamantekilla dice:

    No sabes el placer que da pasarte toda una puta tarde perdida entre apuntes y al acabar tomarte un ratito para leer y encontrarte esto. La verdad que me he sentido algo identificada con el personaje, en cierta medida.

    Vamos que me ha encantado.

    ¿Oye, el nombre de Inknatiuns es un guiño a «La conjura de los Necios»? Curiosidad de lectora ^^

  3. caminosdeviento dice:

    >:D
    jejeje
    creo que más de una vez me he topado con el.
    enhorabuena Owen, tu imaginación no tiene desperdicio!

  4. Lascivo dice:

    coincido en lo de tu enorme imaginación. Jamás olvidaré ese horóscopo en el que los tauro morían acuchillados… qué tiempos…
    genial owen, colosal

  5. newowen dice:

    Si, lo de los tauro está basado echos reales XD, lo de los elefantes no tanto y espero que eso siga así.

    Gracias chicos.En cuanto a ti reniadelamantequilla, el nombre estaba sacado al pensar un nombre que pudiera empezar por «INK» de tinta en ingés. Ignatius es lo más parecido que me salió y los mezclé.
    Peeeero, cuando has nombrado esa novela O_o me he quedao del revés.
    Tengo un amigo que escribe en la sección de musica de la revista digital http://cuantoyporquetanto.com/ (saludos Txomin)pero hace un tiempo me pasé por la sección de libros de la misma y ése lo tenía por ahi anotado como pendiente de leer y hace poco lo bajé y ahi está en la carpeta de descargas y no le he leido…
    Pero ahora me ha picado la curiosidad.

    Flipo. ha sido… INK-reible. XD

  6. Lascivo dice:

    lee la conjura de los necios!!!! porque no vas a leer muchas cosas parecidas. Por cierto, la biografía del autor es pa cortarse las venas, también.

  7. articmasteray dice:

    Me ha enganchado desde la primera linea, fijate como será que no me suelo leer textos muy largos y este ha sido una excepcion, mi enhorabuena Owen

  8. caminosdeviento dice:

    Ignatius J. Reilly, el personaje más entrañablemente insoportable que nadie haya creado jamás.
    Una pena que su creador sólo escribiese un par de libros… alguien se ha leido el segundo?

  9. Lascivo dice:

    Yo sólo he leído «la conjura…», pero dicen que el otro libro, que fue su primero, no es ni mucho menos tan bueno. Que grande Ignatius! Su obsesión por la edad media y la geometría me marcó. Por díos, si alguien conoce a alguien similar o parecido a este personaje, que se lo traiga a la próxima quedada XD. Sería como una cena de los idiotas

  10. newowen dice:

    Ya me lo leí y Lascivo tenía toda la razón, no hay muchas cosas iguales, jaja dificil de describir el libro. Me gustó mucho.
    Así que el guiño ha sido al revés, ha sido vuestro.

  11. Zilniya dice:

    Ahora me ha dado el gusanillo por conocer el libro de marras…

    Genial tu relato, Newowen, tu boli (o el teclado, es igual) es capaz de dar vida hasta a los seres más inertes!!

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