Un hijoputa en Nueva York = 15 ago 11
- publicado el 08/02/2012
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Juegos de mesa
Hasta este momento no había sopesado bien la situación. Días antes, en la taberna, la idea me parecía cuanto menos correcta: dinero fácil – Dinero– Era lo único en lo que pensaba. Pero durante todo el día había crecido en mi estomago un grueso nudo. Y ahora, a escasos minutos del desenlace, me sentía mareado y las piernas me temblaban.
Podía oír voces al otro lado de la puerta, pero no conseguía entender ni una sola palabra.
De pronto, el pomo, de un gris anaranjado, giro con torpeza y la puerta se abrió. Ante mi, apareció un hombre de unos dos metros, todo trajeado. Tenía los hombros anchos, la cabeza rapada y unas manos enormes –joder, ¡qué manos tan grandes!- pensé. Era uno de los hombres de El Pintor. Su cara me sonaba. Lo había visto alguna vez en el Muriel´s jugando a las cartas -¡menudo bulldog!-.
Me miro de arriba abajo y con una media sonrisa me dijo –Pasa. Es tu turno- .
La habitación era pequeña. En el centro había una mesa cuadrada con cuatro sillas, dos ocupadas, una enfrente de la otra, por dos hombres. Detrás de ellos, de pie, estaba El Pintor. Vestía con un traje negro sin corbata y de su boca, como siempre, colgaba un cigarro a medio fumar. Al fondo de la habitación estaba el tipo que siempre le acompañaba, el de esa asquerosa cicatriz en el labio.
El Pintor exhalo una bocanada de humo mirándome y dijo – quédate ahí chico, y disfruta del espectáculo. En seguida te toca a ti-. El gorila que estaba a mi lado soltó una breve carcajada entre dientes y un escalofrió recorrió mi espalda. No me sentía bien., no me sentía nada bien.
Las paredes de la sala estaban forradas con cartones de huevos y las ventanas tapiadas con colchones viejos. La única luz provenía de una bombilla que colgaba del techo encima de la mesa. Sola, inquieta, triste. Como yo.
Los hombres que estaban sentados miraban impacientes al centro de la mesa, donde descansaba un revolver pequeño. Uno de ellos, el que tenia de frente, sudaba hasta tal punto que dudo que le quedase mucho tiempo antes de caer al suelo deshidratado. Su lacia melena se pegaba a su cara. Parecía realmente asustado. Al otro solo podía verle de refilón, era más mayor, de unos cincuenta y pico años y tenía el pelo corto de un color gris amarillento. Parecía tranquilo, pero su mano se aferraba a una botella de cerveza de la que daba cortos tragos incesantemente.
El Pintor se acerco a la mesa y cogió el revólver.
-Bueno señores- dijo levantando el arma – ya sabéis como funciona esto. Y si no lo sabéis todavía, ahora mismo lo veréis-. Giro el tambor y lo cerró con un golpe de muñeca. Ese sonido era una sentencia de muerte. Como me arrepentía de estar ahí, pero coño, de estas cosas no te puedes rajar, una vez das tu palabra y traes el dinero ya no hay vuelta atrás. No hay recibo de compra ni una puta oficina de atención al cliente.
Volvió a colocar el arma encima de la mesa y saco de su bolsillo una moneda. Señalo al hombre de pelo gris – Cara, ¿te parece?- el hombre levanto los hombros y dijo –esto va de fortuna, ¿no? Cara entonces-.
La moneda cayó en la mesa y tras unos cuantos giros se detuvo. Era cara.
No podía ver su gesto, pero apostaría cualquier cosa a que al viejo se le había caído el cielo encima. Carraspeo un momento y alargo el brazo, vi que le temblaba la mano al acercarla al revolver. Lo cogió y llevó el cañón hasta su sien.
Apretó el gatillo.
Todo era muy confuso,los oidos me pitaban y toda la habitación se desvanecía en una irreal bruma. Estaba de pie mirando al suelo lleno de sangre, no podía moverme –a la primera…no puede ser joder, ¡a la primera!- el ruido del disparo me había dejado helado. Sabía lo que iba a pasar, no había venido a otra cosa, pero hasta ese momento no era consciente.
– el siguiente en jugar soy yo–
- El frustrado amor mariachi - 30/04/2009
- La muerte de Bobby B (2º parte) - 16/04/2009
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Me recuerda a la escena de «Airbag» con el arguiñano xD claro que el relato es bastante más angustioso que la peli. Por cierto el título muy acertado, jeje, qué irónico.
Muy bueno Misterwolf, haces que se haga facil meterme en situación.
Me alegra volver a leerte, Wolf. Reproduces perfectamente el ambiente tenso y clandestino del relato, y un final abierto para quedarse de los nervios… 😀
dios que wapo qe esta! mola mazo en serio, me molaria una segunda parte