Espejo.
- publicado el 16/06/2009
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Llamada a una salvación
¿Cuántas lágrimas he de guardar, en mi bote de cristal?
¿Cuántos días he de olvidar para volver a ser feliz?
La vida, pura rutina, puro azar,..
No hace falta que diga todo lo bueno que me trajo la soledad en ciertos momentos, pero, si bien es cierto, sigo sin creer que haya un día sin mañana, una noche que no vaya más que a la deriva.
No creo que sea ético poder pegar una paliza a alguien, y encima, pegarnos unas risotadas.
Dejé de llorar hace tiempo en público a un amor prohibido, a una noche que no quiere volverse a repetir.
Sé que no puedo pedir que alguien reconozca lo que siente, imponer la verdad en la que yo creo, por mucho que sepa que en el fondo tengo razón, pero es lo que mi corazón manda como señal al cerebro.
No existen noches en las que mi día no aprisione mi sueño, en las que mis sueños no sean debidos a una locura que digo siento, que digo persigo, por la que digo lloro, por la que dijé reí.
Todo lo bueno se acaba, lo sé, pero yo aún era pequeño para que se me negara cualquier chorrada.
La madurez no es algo que se pueda medir con algún tipo de báscula, y por mucho que yo me crea, no llego a lo que podemos decir son los objetivos mínimos gracias a mi eterna ignorancia.
Siento ser el niño estúpido que no sabe más que lanzar cosas que no vienen a cuento en ese momento, siento ser el inútil al que realmente no quiere saludar nadie.
Siento ser feo, gordo, o todo lo que quieras decir.
De verdad, lo siento.
Pero, si no me quieres, márchate, no deseo generarte problemas,..
Es de idiotas querer legar al corazón de la gente que día trás día te intenta humillar, aquellos que no saben lo que realmente te molesta aquella carcajada, que no dejan de lanzar al aire cada dos por tres.
Soy imbécil por querer querer a alguien que no muestra ternura a unos labios, aquellos que le dijeron todo tal y como lo pensaba su dueño.
No quiero ser el muro de cemento armado contra el que rebote cualquier tipo de sátira mal intencionada.
Detesto a los juglares del momento, y me pregunto si no sería mejor girar la cara al lado opuesto al suyo.l
He de cambiar como de la noche a la mañana, he de hacerlo para poder dar sorbos efímeros de una de las vidas que a mi alma le tocó vivir.
Nadie sabe el porqué de estar en un mundo que pienso, es injusto, pero sigo sin ser dios para nadie.
Dudo de ser algo bueno en lo que más me gusta, la escritura, pero, al que no le guste todo lo que firme que no lo lea o que símplemente lo tire por el retrete.
En estos años tan idiotas, ya no me encuentro con fuerzas para hacer cualquier tipo de cuento.
Lloro por las noches para poder mostrar una sonrisa a la mañana.
Mi perro es mi única salvación, el único que muestra cariño hacia mi.
Siento todo.
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