Improvisación

Este texto no estará improvisado, y como tal está pensado como un proceso. Su proceso a pesar de ser un proceso y, por tanto, improcesable, es reconocido y codificado con una serie de normas, que a diferencia de las de la improvisación, no surgirán durante el propio transcurso del escrito o improvisación; sino que están determinadas, suspendiendo algún tipo de metáforas en forma de vigas o pilares por sobre el texto como una tienda de campaña sujeta a cordones de marionetistas de tamaño humano. De esta manera se logra la ilusión del fétido aire interior a toda cápsula aislada del exterior. No hay osmosis posible en este texto. Un ‘capacidad de procesar procesos’ es requerido a modo de utensilio de comprensión. La comprensión, y excluyendo toda relación con aliteración, se relaciona aliterariamente con sus predecesores mediante el proceso de compresión de la comprensión. Sin pretender que figuras literarias enmascaren el propósito final de este texto determinado, que es la comprensibilidad de unos conceptos descalzos y juguetones, me limito a subrayar que subyacen ideas a estas apaciblemente banales palabras. Olvidando toda relación lógica y dejando que las ideas crezcan libres en el bosque no se llega a ningún ideal de ideas expresadas como clarinete de esquejes. Cada vez parecen mis frases más deshilachadas cuando, en verdad, se tornan específicas y concretizantes de una realidad… o lo que es lo mismo; de una idea. La realidad como idea. O lo que es lo mismo: Lo infinitamente inaprensible y supuestamente inexistente como lo infinitamente inconcretizable pero dado por supuesto. Gracia debería de hacerle, señores. ¡Cabalguen por sobre las cordilleras de los lomos de sus caballos!

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