¡Maldito mosquito!
- publicado el 08/10/2014
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CAPÍTULO 1º DE UNA NUEVA NOVELA, NO TIENE TÍTULO
Subí por las escaleras del hotel para llegar a la habitación de mi siguiente víctima.
Me encontré con un camarero, y, cuando me dio la espalda, le corté el cuello y lo llevé hasta una puerta abierta para esconder su cadáver.
Cuando estuve a salvo en aquella estancia, cogí su ropa y me la puse. Después, recargué mi revólver con balas de plata.
Volví a salir al corredor, y me disponía a realizar mi cometido.
Dí dos toques a su puerta:
-¿Sí?-Bramó el con un grito.
-Servicio de habitaciones, vengo a entregarle el pedido que hace media hora encargó a recepción.
Vino, y me abrió la puerta.
-¿Y…….?- No le dejé terminar la frase.
Dos tiros directos al corazón se llevaron por delante la vida de aquel hombre.
Gracias al silenciador, no se produjo ningún sonido.
Entré en la habitación de mi víctima, una preciosa suite de un buen hotel.
Se respiraba el lujo y el glamour.
No me quedaba tiempo.
Miré por la ventana, y vi los cuarenta metros que me separaban del suelo.
Saqué lo necesario de mi mochila y, después de colocarlo todo rápidamente, dí un salto al vacío.
Esperándome en la puerta del hotel estaba él, mi compañero.
-¿Todo bien?-preguntó a la vez que se acercaba a mi para darme un beso.
-Uno menos- contesté yo después de devolverle el beso.
Me abrió la puerta de su despampanante deportivo negro, y, cuando se sentó a mi lado, salimos apresurados de aquella ciudad.
Justo cuando dejamos atrás aquel lugar pudimos oír el ruido de las sirenas, eso significaba que la muerte del señor Black ya era conocida por los del hotel.
Bastien conducía a una velocidad vertiginosa, tenía ganas de que llegáramos al aeropuerto para marcharnos de aquel país en nuestro vuelo.
Había sido muy fácil matar a este humano.
Un flamante banquero sin escrúpulo.
Ya no volvería a hacer daño a nadie, y, nuestro cliente, no podría decir que no habíamos cumplido con su cometido.
Cuando llegamos al aeropuerto, Bastien me ayudó a bajar las maletas, y, en lo que el devolvía el deportivo a su empresa de alquiler, yo fui haciendo el autochecking del equipaje.
En menos de una hora, el peligro habría pasado.
Tomó mi mano justo en el instante en el que terminé, no me había dado cuenta de que estaba allí.
Me miró y me entregó una de esas sonrisas que yo tanto amaba.
Mi Bastien.
Dejé mis armas en una taquilla del aeropuerto, y cogí la llave de esta.
Fuimos a facturar, y después embarcamos en la clase V.I.P. del aeropuerto.
-¿Cenamos?
-No tengo apetito, pero si quieres, no me importa-le contesté.
Después de cada asesinato no se me quedaba el cuerpo para grandes comidas,… Pero se ganaba mucho dinero matando como para quererlo dejar.
-Pasajeros con destino a Madrid en clase business, vayan entrando por esta puerta.
Se levantó Bastián a la vez que yo, cogió mi mano y yo cogí mi maletín con el pc.
Me dio un largo beso y entregué nuestros pasaportes, por supuesto falsos y nuestras tarjetas de embarque a la azafata.
El fin de un largo día se veía venir.
Me senté en mi mini suite a bordo del avión y observé al hombre más maravilloso sobre la faz de la tierra.
Solo por el merecía la pena vivir,…
Solo por el, merecía la pena matar,…
Continuará,…
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