El bonsái de abeto
- publicado el 21/01/2014
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La fuerza de la naturaleza
Cuando me quise dar cuenta, la única opción que tenía era patalear.
Lo vi claro, ejercía demasiada fuerza sobre mí, no tenía muchas opciones.
Ella se rebatía e intentaba ganar tiempo. Yo ejercía mi impulso de forma discontinua a sabiendas de que, tarde o temprano, se acabaría rindiendo. Su energía se iría agotando. La fuerza de la naturaleza impera y tarde o temprano, siempre se impone.
Renegué de mi destino, haciendo un acopio de valentía, una medida desesperada de esas que sólo aparecen cuando el platillo de la balanza destinado a las ganancias está prácticamente vacío.
Y seguí luchando por salir de aquella situación. La cabeza me daba vueltas, había mucho ruido. Me concentré en no pensar, sabía que en tal situación no sería capaz de pensar en nada productivo y eso contrarrestaría.
Su energía se iba agotando. La fuerza de la naturaleza impera y tarde o temprano, siempre se impone.
En la orilla el mar parecía en calma. Cuando empecé a nadar no noté nada extraño pero cuando quise volver me dí cuenta de que estaba encarcelada por la marea. El sol se estaba poniendo y la luna empezó a dejarse ver con mayor nitidez. Luna llena.
Nadar en el mar había sido un capricho. Me iba a salir caro.
La fuerza de la naturaleza impera y tarde o temprano, siempre se impone.
Me pareció extraño que quisiese adentrarse en mí. Decidí acogerla según fue surcándome. Sería una bonita sirena.
Había aprendido a nadar siendo muy joven. Estaba acostumbrada a batirme en el agua en distintos estilos y a pasar horas probando mi resistencia.
Pero empezó a cansarse. Ya no estaba segura de nada. Los músculos empezaban a agarrotarse, sus labios, bajo el efecto de la sal se empezaban a cuartear. El olor a salitre le provocaba mayor sensación de sed.
Ya sólo podía pensar en una cosa: “Nada, nada”.
Se veía su cansancio. No duraría mucho más.
Ya sólo podía pensar en una cosa: “La fuerza de la naturaleza impera y tarde o temprano…”
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mmm… Me parece que el juego de voces es muy interesante, pero podrías mejorarlo un poco si trabajas más en la elavoración de imágenes en lugar de decirlo todo. Por cierto, casi al final aparece un narrador extradiegético que elimina el ritmo que habías marcado en el relato.
Saludos