cuanto le quería
- publicado el 11/02/2010
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El anuncio de Frank
Frank confió en el mejor. Bibi es una mujer que siempre le decía que por qué no cambiaba. El sonido de los violines se perdió en el silencio. Probablemente, porque Frank sentía que el mejor, Bam_López, era un santo de oro increíble. Pero lo que Frank no sabía es que su amigo, o sea el que les relata la anécdota, había iniciado un proceso de «vas a ver»; aunque corría el riesgo de que él jamás volviese a creer en nada, que consistía en meter el cuerpo del bendito charlatan en una jaula. El caso es que aquel día, Frank no respondió a la pregunta de Bibi, acto de mala educación para un publicista que confiado en el retorno de la música tiene explicación a cualquier pregunta. Sí, como lo leen, la explicación; pero no la respuesta porque según dice él, está puesta varias veces en el enunciado. Bibi se quedó muda y bajó los ojos a la tierra lamentando el aciegado día que lo eligió para darle un sentido a su vida. Palabras textuales para la canción: no hay manera ni forma. Bam_López se hacía derrogar en la pantalla. Indudablemente era el día, entre palomita y palomita, levanté el dedo, y le conté la noticia del momento en los chats: Bam_López ya marchó y no precisamente a Rianxo, así que la música volvió a sonar para que nadie dejase de bailar y siguió la fiesta en otro canal televisivo con el juego de la carrasquiña. No me creyó. Tal fenómeno estaba previsto en mi estrategia. De hecho, les he confesado mi temor. Bibi bajó la luz de una forma especial; ya se han dado cuenta que es especialista en las bajadas. La música fue inesperadamente increcendo, y un hombre de recursos debe disponer de un plan b. En un acto de coraje y pundonor le dije melodiosamente que confiase en mí, y le aníme a cambiar y a vivir la experiencia. Inspirado por las notas musicales, casi sin pensarselo, cogió el mando… cambió de canal. Allí estaba Él, Bam, enjaulado en sus ensoñaciones y anunciando la empresa de la competencia. Clavó su ojos a la escena del anuncio. Le dije a su esposa que no tocase nada por si acaso bajaba algo en el diferencial. Le pregunté si lo estaba viendo, me respondio que sí. Para asegurarme le formulé de nuevo la pregunta a lo que respondió con la misma palabra. No se por qué extraña conjunción de hechos, la relación de mi amigo y su mujer cambió de tal manera que apartir de ese día, supo interpretar las bajadas de Bibi.
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