El tubo de metal frio, como mi mente, la rosca interior hace girar la bala. Mientras el corazón palpita a ritmo soñoliento, hace tanto tiempo que no lloro la muerte… en verdad me parece hermosa, una poesía, un grito a la vida, un nudo que ata toda la singladura de un alma errante, a la que yo, con mi alma caritativa, doy un rumbo, un motivo para vivir, ¿Por qué, no es suficiente motivo la muerte para querer vivir?.

La bala gira sobre si misma, quema la carne, hiere el corazón roto por el desamor.

-Todavía me deberías mil gracias por haberte ahorrado el sufrimiento que te causaba ese corazón roto- le dije mientras moría. Su boca balbuceo palabras manchadas de sangre, mientras, sus ojos se cristalizaban.

Me encanta ver morir a la gente, si las miras fijamente a los ojos, puedes ver como se va extinguiendo su llama interna. Poesía pura, poesía pura. Rei.

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