Cuando querer no es solo a ratos
- publicado el 27/03/2016
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Mi primera novia.
Había sido mi primera novia, a la que di mi primer beso de amor, apenas un casto, pero emocionante y tembloroso roce de labios. Nunca llegamos a nada más aunque sí nos hicimos confidencias y planes de como podía ser nuestro futuro juntos. Las circunstancias hicieron que su familia se trasladase a otra ciudad, y aunque en principio seguíamos escribiéndonos cartas, el hecho cierto es que, poco a poco, los contactos fueron alargándose en el tiempo. Yo me tuve que ir a estudiar a Madrid la carrera elegida y más tarde conocí a la persona con la que me casé, pero nunca pude olvidar la que había sido mi primera novia.
Hace unos días, me enteré de que había fallecido, víctima de un cáncer. Por una íntima amiga suya, me enteré de que ella tampoco se había olvidado de mí, y que uno de sus sueños no cumplidos había sido el de reencontrarnos y hacer realidad nuestros deseos frustrados. No pude menos de sentir un estremecimiento al saber que ella también había tenido unos deseos que ya nunca podríamos llevar a la realidad.
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