Este es el recuerdo de Zoey, una estrella

que salió disparada un día de la Nada.

El disparo, en seguida, la empujó a revolotear,

lo hizo en rizos por la inmensa negrura del universo.

Ahora, Zoey todavía es una niña,

por eso lo único que evoca

su memoria es el sonido de

aquel estallido atronador.

Un pumba que se le metió dentro,

que le viene de tanto en tanto,

en su pecho,

cuando está centelleando.

Olas de sonido, – que aun hoy- , mecen a Zoey,

sin sentido, en una sopa cósmica estelar.

Dice que hay más estrellas,

nebulosas, púlsares, Quásares…

grandes constelaciones unidas por el azar.

Formas de ensueño sin dueño,

vagauniversos quienes

guardan billones de vidas

microscópicas dentro.

Zoey, que es muy sabia,

se siente diminuta, pero viva,

baladí, pero, – gracias a un infinito

de luminiscencia -,

llena a rebosar de dicha que crece

por sus descubrimientos.

La estrella viaja en saltos

por su senda cósmica

con el único timón de su corazón.

Puedes ver su centelleo si,

con muchas ganas,

le pones unas patas

a tu casa o  te subes a una jirafa.

Zoey, (como cualquier otro vagauniverso),

se ha perdido por el camino de leche

una y mil veces.

También puedes verlo,

es el chorro lácteo que

atraviesa la negrura,

en una suerte de sopa galáctica

donde todos los púlsares,

Quásares, se funden, pulsando y

cuadrando el tiempo.

El cabello de Zoey traza rizos

en el universo, moviéndose a tal

velocidad que no puede remediar

dejar un rastro luminiscente

provocado por su

vaivén incandescente.

Zoey, está siempre en sus pensamientos,

los recuerdos de su nacimiento.

Ensimismada, ella viaja, sembrando

vida en el universo.

Pero es cuando siente dentro de sí

el destello acompañado de aquel sonido

atronador que la disparó de la Nada,

cuando sabe a ciencia cierta

que es una gran vagauniversos.

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Maria Jose Barragan

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• El recuerdo de Zoey, la estrella que salió disparada billones de años luz - 15/12/2013