Cuenta Regresiva

Abrió los ojos pero todo era diferente, ya no se encontraba en su hogar.  Estaba confundida y desorientada, no pudo hacer más que mantenerse recostada en el piso mirando de un lado a otro lo que había a su alrededor pero no podía reconocer nada, ningún objeto le era familiar… ni la luz lejana de la luna, ni el sonido del agua de un río que había cerca, ni el cielo, ni las estrellas, ni su propio cuerpo, nada.

Meditó por unos segundos para tratar de comprender lo que estaba sucediendo, pero no pudo obtener respuesta alguna. Este golpe de realidad vino inundado de una sensación desconocida para ella que estremeció su cuerpo dejándolo frio e inquieto, sentía temor. Debía reaccionar pero se encontraba inmóvil por el impacto que descubría su ser.

Pasaban los minutos y  seguía recostada en el mismo lugar. Poco a poco fue hallando movimiento en ella y como un bebé de pocos meses de edad fue descubriendo sus dedos, manos, brazos, piernas, cuello, rostro y así todo su cuerpo. Pudo percibir diferentes texturas, algunas más agradables que otras. Sintió aromas (entendió el porqué de la nariz), sonidos (descubrió el motivo de las orejas), sus ojos  eran lo más familiar que ella pudo asimilar, pero aún se sentía perdida.

Decidida comenzó a arrastrarse como un reptil por el suelo gris, áspero y duro, pero sintió incomodidad y dolor, así que empezó a investigar diferentes formas de poder avanzar, logró enderezarse después de varios intentos, tuvo que hacer bastante equilibrio para conocer la funcionalidad de cada miembro y débilmente comenzó a caminar.

La noche oscura abrazaba su cuerpo desnudo y temeroso, ella no encontraba ningún camino, no sabía siquiera donde debía ir. Agotada y sedienta decidió descansar cerca al río, viendo el agua cristalina decidió sumergirse lentamente. Quizá fue un instinto que hizo sus manos llevaran algo de agua a su boca para tomarla, o posiblemente fue simple curiosidad. Se sintió más calmada y tranquila, sentía que empezaba a habituarse a ese lugar.

Escuchó de repente un ruido cercano que provenía de entre las ramas de árboles que rodeaban el río. Ella se puso alerta, sintió peligro en un principio pero esa sensación cambió por la emoción de encontrar algo o a alguien que le dé alguna respuesta. Expectante se quedó en silencio mirando alrededor, el sonido se acercaba más aún. Era un joven que paseaba por el lugar sin ningún apuro, parecía muy concentrado en sus pensamientos, con la mirada baja se dirigía al mismo rio donde ella se encontraba, sin alzar los ojos no se dio cuenta que había una mujer sumergida observándolo como una bestia a punto de cazar a su presa.

Llegó a orillas del río pero estaba todo oscuro. Él, decidido a entrar  (parece que era algo habitual para él), se quitó los zapatos, la polera y entró con un brinco agresivo al agua. Al no conocer esta reacción, sintiéndose intimidada, ella se asustó y emitió un tipo de grito extraño que también lo asustó a él. Ambos callados y nerviosos con el silencio como testigo,  quedaron viéndose frente a frente, mirándose a los ojos como buscando conocer uno la esencia del otro.

Interrumpiendo el silencio – Perdón no te vi, no quise asustarte– dijo él. Pero ella sin poder entender o hablar, no respondió. -¿Te encuentras bien?- él insistió. Ella se sentía impotente, quería expresarse y pedirle ayuda de alguna manera, así que empezó a hacer unos sonidos raros tratando de imitar las palabras, la expresión en su rostro y el mover de sus manos delataban urgencia y temor. Él,  recién en aquel momento cayó en cuenta que necesitaba ayuda, que algo le había sucedido.

Se acercó lentamente a ella para que no se asuste, la alzó y salió del agua, sintiéndola tan indefensa la abrazó, podía sentir el temblar de su cuerpo impregnado en miedo, ella encontrándose muy cómoda y tranquila, se durmió.

Después de un largo tiempo despertó sintiendo aun los brazos de aquel hombre que la rodeaban y le daban calor, volcó su mirada hacia él y envuelta en ternura lo observó dormir, después de casi una hora él despertó, abrió los ojos y la vio junto a él, se quedaron en silencio contemplándose.

Hipnotizados, son presos de un impulso de pasión que decide unirlos y entonces, justo en ese preciso instante ella recordó todo, no pertenece a este mundo, vino sólo por unas horas para llevarse un gen humano dentro de ella y fortalecer su especie, que casi se encontraba en extinción.

 

(Continuará…)

Nicole Andreani
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