El reloj de Críspula
- publicado el 20/01/2014
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Derivación de una fórmula ácida
Eligieron estudiar el rastro que dejó su viaje
Creando una fórmula que explicara su desaparición
mandando un mensaje escueto al mandala estelar de su destino incierto
No supieron nada de su impronta en el cielo
Como sabuesos terrestres olfatearon su rastro…
El quería llegar al límite del universo
El quería llegar a Dios.
Y para eso el transportador no alcanzaba
La luz se cansaba de viajar antes de poder acercarse
El sonido no podía ni rasguñar la distancia
En sus sueños ideó un nuevo método de viajante,
una forma química y cuántica de navegar hacia su destino «origen»
Años de silencio investigador y meditante
Para armar su máquina humeante y loca
Años para probar en posibles sitios lejanos
Que no sabían de su propia existencia real
Viajes locos a lugares siniestros de su propio inconsciente
Experimentos nuevos y fallidos que obligaron a ajustes
Un hombre joven que se perdió en su propia vejez
persiguiendo una utopía grandiosa e incierta
rebuscando en todo el Universo su blanco nada concreto
Repitiendo caminos sin salida, con paredes rojas
como la sangre que desperdició en su sueño…
Los sabuesos devenidos historiadores blancos
tuvieron que desandar el camino del viajante
en un trayecto ácido y doloroso, sin esperanza
«El lo logró» «¿Y cómo lo sabes?» «¿Para qué lo buscamos?»
«Era un loco sin remedio» «¿Era o es?»
No parecía haber camino hasta que reaparecía una huella
sigilosa y casi microscópica desviación del espacio-tiempo
Completa y paranoica búsqueda de un fantasma que alguna vez no lo fue
Repitieron los experimentos hasta el hartazgo
Ellos mismos viajaron más de una vez
a algunos de sus destinos imposibles
volviendo con relatos incoherentes e imposibles
Hasta que recuperaban la cordura «a medias»
Para volver a intentarlo a lo largo de las eras36
Se equivocaron muchas veces,
acertaron otras
Murieron algunos en la travesía
Pero nunca renunciaron a su búsqueda delirante
de un héroe loco y andante
que, al igual que Don Quijote,
a pesar de las burlas y los enojos de sus colegas devenidos Sancho Panzas
persiguió un sueño de viajero aguileño…
-¿Qué hago acá? ¿Acá, hay algún acá?
¿Hay algún «dónde»?
¿Esto es lo que tanto perseguí?
¿Y uds. quienes son?
¿Yo quien soy?
¿Soy? ¿Somos?
Negra la luz, blanca la oscuridad, ninguna identidad
Ningún viaje, ningún sueño, nada de conciencia
Puro ensueño del vacío
Nadie, nada…
- Derivación de una fórmula ácida - 19/12/2013