Carta a la soledad
- publicado el 01/03/2015
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Ángel caído
Sus alas eran suaves y grandes, y con un solo movimiento podía extenderlas a ambos lados de su cuerpo y elevarse en el aire. Irradiaba una luz blanca, cegadora, que me obligó a taparme los ojos con la mano. Cuando me acostumbré a aquella extraña iluminación, volví a mirarla. El cabello le caía sobre los hombros como un manto castaño, y en sus ojos refulgía una llama cálida y serena a la vez.
—¿Eres un ángel?—acerté a preguntar. Me temblaban las manos. Su risa musical llegó hasta mis oídos.
—¿Un ángel? Lo fui en otro tiempo. Ahora ya no lo soy. Tampoco soy un demonio.
Repasé de pies a cabeza su imponente figura, tratando de calmarme.
—Supongo que querrás saber lo que soy… Bueno, es difícil de decir. No soy un monstruo, ni una humana, ni nada parecido —Alzó la vista al cielo, como si escuchara algo—. Ahora debo irme, pero volveré a verte mañana.
Levantó el vuelo con majestuosidad, sin apenas mover los brazos. Subió hasta que se convirtió en una mancha de luz, y desapareció entre las nubes de tormenta.
- Ángel caído - 26/12/2013
Hola, Sofía1.
Te animo a que te leas las bases del Concurso de Microrrelatos de Fantasía. Tu obra no las cumple.
https://sopaderelatos.com/concurso-de-microrrelatos-de-fantasia-2014/
Un saludo y suerte.