Una razón como cualquier otra
- publicado el 20/01/2014
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Candela
Candela, sumergida en la profundidad del mar se sentía sola.
Nunca había estado tan a gusto y le resultaba curioso porque su vida estuvo colmada de satisfacciones, siempre recibió y dio amor, jamás se rindió ante la adversidad y le gustaban las personas.
Pero ahora, sóla, sin rumbo, flotando a varios metros bajo el agua se sentía libre y exclamó «por fin«.
Candela murió ayer, a los 90 años y mientras ella aleteaba miles de personas la despedían en el cementerio.