La historia de Nabak Halim
- publicado el 21/01/2014
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El guardián de la arboleda.
Caminan por mi territorio ignorantes de mi presencia.
Mis pies se posan con delicadeza y a la vez con firmeza sobre un suelo irregular, sin producir ni el más leve sonido. Y de producirlo, la leve brisa que se cuela entre las hojas de los árboles que nos rodean basta para enmascararlo.
Con furia caigo sobre ellos. Mis espadas cortan la carne y la despedazan como colmillos de un lobo hambriento.
Mi rabia queda saciada y yo quedo salpicado de carmesí. Ahora mi determinación flaquea al presenciar la masacre.
Espero que estos cuerpos disuadan a quienes los sigan.
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