Paul la ballena sorda.

Mi padre había heredado una pequeña casa con vista al mar que su padre había construido por el año 1890, mi abuelo murió de cáncer que para esa época era una enfermedad desconocida. Mi padre la tomo ya que sus hermanos nunca le dieron importancia, para ellos era mejor los bienes que mi bisabuelo tenía en la ciudad. Así que cuando era niño papa me llevaba todos los veranos a la casa de playa.  Siempre me decía: Hijo esta casa es especial cuando miras el océano es como si el universo quisiera que conocieras los secretos que hay en el mundo, ven que te quiero enseñar. Así que me subimos al techo de la  casa y comenzamos al mirar todo el océano, el cerro los ojos y me pidió que yo también lo hiciera. La verdad pasamos unos treinta minutos ambos con los ojos cerrados  y  yo no pude ver nada, pero al momento que el abrió sus ojos me miró fijamente y dijo: lo sentiste hijo mío. Por años trate de entender ese momento pero jamás lo logre, los siguientes veranos subía al techo de la casa cerraba mis ojos pero no lograba conseguir nada, así que la esperanza de saber mi padre había visto fue desapareciendo con los años.

Papa murió veinte años después de cáncer en los pulmones y yo fui a la guerra por más de cuatro años. Allá perdí una pierna y fui dado de baja con todos los honores. Volví a mi pueblo natal mi madre me esperaba con ahínco pero el sentimiento no era mutuo ella se había vuelto  a casar y yo no deseaba entablar aquella conversación madre hijo, así que solo  le pregunte sobre la casa de la playa. Está abandonada hijo nadie ha vuelto allá después de la muerte de tu padre. Entonces me iré a vivir allá. El gobierno arreglo todo la casa me dio un automóvil, y el seguro pagaría mi vida hasta que muera todo esto por representar a mi país en una guerra que ahora veo que nunca fue nuestra y que los motivos era tan simples como una canica en el suelo.

Cada rincón me hacía recordar a mi padre, su risas su chistes su mal genio todo me hacía recordar lo buena persona que era. Por esta razón decidí ponerle nombre a la casa y al pedazo de terreno que había en ella, la bautice como Hacienda Sueños. Con el pasar de los años fui acomodando todo y aunque muchas de las personas me tomaban como ermitaño logre construir mi casa como un hogar tranquilo y acojible. Decía mi madre en su visita de  cada seis meses que me venía a visitar porque le daba lastima mi soledad. Hijo porque no vuelves a la ciudad has hecho un gran trabajo aquí pero ya yo estoy bastante enferma y de pronto muero por mi edad sabes que parte de toda mi herencia es tuya por favor vuelve. Yo guardaba silencio cada vez que me decía esto por lo tanto el tiempo pasaba y me aferraba más a mi casa que para mi padre había sido mágica.

Una mañana me había levantado y  había decidido ir a la ciudad a comprar víveres cerré todo y fui a buscar el auto que como siempre lo estacionaba en la parte trasera de la casa, mientras iba saliendo de la casa levante mi mirada frente al océano y una gran ballena daba saltos frente a mi ojos, valla pensé, nunca había visto esto, debe ser que ha perdido su rumbo. La mire alrededor de diez minutos y aquella ballena daba saltos enormes arrojaba agua  muy alto, ¿será felicidad? Me pregunte, hasta que de pronto se perdió al fondo del mar. ¡Fantástico! Qué momento.  Ese día fui a la ciudad compre todo y volví a casa pero todo el día la ballena que había visto no salía de mi mente. El siguiente día me levante temprano y me senté en la parte delantera  de mi casa, frente al mar, después de dos horas me pregunto ¿Qué espero? Que tonto soy lo de ayer solo fue un momento que nunca se volverá a repetir, intente levantarme y un sonido llamo mi atención levante mi mirada y ahí estaba la ballena frente a mis ojos a varios metro en el mar así que empezó su despliegue de salto y baño de agua, valla que hermosura de animal es fantástica.

Esta situación se repitió tantos días que yo ya le había puesto nombre a la ballena, la llame Paul por ser mi segundo nombre. Creo que Paul ha perdido a toda su familia y por esa razón viene a verme todas las mañanas, ahora yo soy su familia que manera de dejar de estar solo pensé.

Este fenómeno sucedió como por más de un año, en todo ese tiempo la observaba desde mi casa o desde las rocas que habían en la orilla del mar, siempre cada día le hablaba a Paul sobre mi vida, mis cosas, mis sueños, le hable a Paul sobre mi madre, mi padre, mis hermanos, mi vida de niño, mi vida en la guerra. Paul en unos años sabía mucho de mí pero yo nada de él. Muchas veces le gritaba le hacía señas desde la orilla para intentar llamar su atención. Paul debe ser sordo una vez pensé es mi amigo y jamás ha podido oírme y yo nunca he podido llamar su atención. Había pasado año y medio y Paul nunca había dejado de ir a nuestro encuentro. Una mañana de domingo decidí ir a ver a Paul desde las rocas así que me fui un poco antes de la salida del sol, coloque mi silla y observo como nunca al bello sol entre el mar, lo más lindo del mundo es esto, la magia de la naturaleza, recordé a mi padre en aquel momento cuando era niño y ambos estábamos sentado en el techo de la casa así que  decidí cerrar  mis ojos. Mi cuerpo estaba frio como una heladera, me aferre fuerte a la silla tenia al sol frente a mí, sentí frio era extraño,  comencé abrir mis ojos lentamente y frente a mí el océano estaba tan cristalino como un espejo, y Paul había llegado  como todos los días, pero algo me decía que  todo era  muy diferente, así que  mire hacia mi casa y no vi aquella que yo había construido, sino aquella que era de mi padre, me sorprendí y cerré mis ojos al volverlos  a abrir todavía estaba aquella casa que había sido construida cincuenta años atrás ¿ Dios que sucede? Retorne mi irada a Paul y él estaba  en el mar tranquilo mirando en dirección  a la casa retorne mi mirada y sobre techo había una persona dándole señas a Paul, cuando aquel hombre levantaba su mano,  Paul saltaba, cuando aquel hombre giraba sus manos en círculo, Paul nadaba de la misma manera y arrojaba agua como un motivo de felicidad, solo un hombre podría estar en aquel techo de mi casa y ese sería mi padre. Así que volví a cerrar mis ojos y después de veinte minutos cuando volví a abrirlos y estaba nuevamente en la realidad,  Paul se había ido y mi casa había vuelto.

Desde aquel dia, Paul nunca más volvió frente a la casa a visitarme,  después de aquel momento, supe que siempre mi padre estuvo conmigo. La casa era mágica como él  me había enseñado asi que le cambie el nombre y  la llame la Paul la ballena sorda.

Con el pasar de los años ya la vejez se había apoderado de mi persona, uno de mis sobrinos  hijo de mi hermana menor me llevo con el hasta mis últimos días, le herede mi casa pero  antes de mi muerte le  conté que frente a ella siempre iba a ver una ballena sorda que traía un amor tan limpio que no necesita ser escuchado solo debía ser sentido desde lo más profundo del corazón humano.

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