Amor a primera sonrisa.

Contemplaba a la joven que, indudablemente, algo tenía distinto a las demás. Su azulada mirada penetraba en el joven y veía más allá, donde nadie antes -ni siquiera él- había llegado. Ella sonrió y, mientras andaba hacia atrás, acercándose al final del puente que terminaba en el intranquilo mar de aquella noche, sonrió, de forma íntima, solo para él. Y saltó. El joven quiso detenerla pero ya era tarde: una cola de pez, de sirena, le despedía en un lento movimiento mientras se perdía entre las olas.

Ann Madness
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1 Comentario

  1. Nelo dice:

    El texto está muy bien, pero quita la explicación «de sirena», porque hay que dejar adivinar al lector esa parte.
    doy mi voto

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