El asilo

“Le cobran en aquella fila de la izquierda si no le importa”. Pues claro que le importaba, te pelaban al uno y encima tenías que pagar, claro que como para protestar, recluta como era. En la cola de la derecha estaban los que se habían cortado el pelo al cero, no sabía muy bien si como castigo o por gusto. La mili, puñetera mili, allí en la cola con aquella ropa que le sobraba por todas partes, no quiso mirarse al espejo, se sabía ridículo, si, ridículo. – “Santiago, despierta coño que siempre te me quedas dormido mientras te afeito, anda que ya he acabado y tengo gente esperando”…
Doa
Sada 5 Febrero 2011

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