El bosque de la muerte

Como nadie le dijo que no fuera, fue. Se adentró en el bosque oscuro y negro que tanto le habían prohibido. Las leyendas hablaban de personas desaparecidas que no volvían, de muerte y destrucción. Tras unos metros de oscuridad y helechos gigantes, llego a un valle abierto, verde y multicolor. Lleno de flores tan hermosas que hacían daño a la vista. La luz del sol lo invadía todo y pequeñas motas doradas flotaban en el aire. Se tendió junto al duendecillo que le miraba desde su pequeña estatura y ambos rieron a carcajadas. Decidió no volver, fuera de allí-le dijo-sólo hay oscuridad.

Elisa
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