Los feudos del Bierzo

Llegó a la cima y lo miró a los ojos, desafiante. Por fin lo había encontrado. Sólo por un instante, dejó caer la vista hacia las murallas de la ciudad, antes de centrarse definitivamente en su objetivo. Levantó la espada ante el dragón: un golpe certero y sería el nuevo rey.

Cerrando los ojos, descargó toda su fuerza a través del acero… y continuó picando carbón en la pobreza.

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