Pesadilla

Aquella vez tuvo una pesadilla acumulativa. Le acecharon, por turnos, dos zombis hambrientos, un rechoncho hombre-lobo y tres o cuatro figuras traslúcidas venidas del más allá -seres que, lastimosamente, no se contentan con estar simplemente muertos-.

Sin embargo, cuando los rayos solares tocaron sus párpados cerrados, Juanito se fue despertando, y al abrir los ojos se encontró con la presencia sosegadora de su madre.

Nada como una sonrisa de su mamita para tranquilizarlo: el dulce mohín que dibujan sus labios, la ávida lengua enroscada, y dos colmillos sobresaliendo de sus comisuras; inequívocos símbolos del seguro orden de las cosas.

 

John Self
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1 Comentario

  1. newowen dice:

    Buen giro final 🙂

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