La batalla estaba perdida, sólo unos pocos resistían el embate  Goblin  aguardando sobre la sucia nieve. – Tar’umdiel Sirfo, el famoso bardo, el “estúpido bardo” – murmuró para sí el mutilado elfo, sosteniendo con una mano el asta de la bandera de su compañía mercenaria y con la otra los intestinos que asomaban por un feo tajo. – ¿Qué mas quedaba? – se preguntó a sí mismo con melancolía. – Cantar, tan solo cantar – decidió:

“No veremos amanecer,

Dandilion salió a cazar,

piel de humano, ojos de Eldar,

en su caballo  viene a recoger,

los frutos maduros  de una guerra cruel”.

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Joaquin Torregrosa

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• Perdurar en la derrota. - 21/01/2014