Soneto al Gintonic

A nuestra esbelta copa de balón
llegan cubitos finos y elegantes,
y una ingeniosa cáscara fragante
los seduce en halagos de limón.

Más jengibre y enebro en revolución
de un áspero licor beligerante,
al que amarga quinina desafiante
le arrebata su inquieto corazón.

Combinado de fecundas delicias
rebosante de cítricas caricias
para pasar unos ratos geniales;

porque entre antipalúdicos matices
aparecen mil instantes felices
al brindar con algazara a raudales.

Antonio Jesus
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