A mi hijo (y II)
- publicado el 20/02/2014
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Epifanía Instantánea.
Veinte años mirando hacia arriba…
Hoy, he mirado y en un segundo he visto más.
He visto el firmamento.
Algo a lo que siempre había estado ciego.
Y ha sido sin pretenderlo.
Como llegan las cosas importantes.
Las lágrimas afloraron a mis ojos.
Sin pretenderlo. Sin invocarlo. Lloraba años.
Lloraba ceguera invisible y dañina a lo obvio.
Ese era el regalo del firmamento.
Las apagadas estrellas se han tornado.
Lejanos diamantes.
Veinte años de prisa han finalizado.
En unos instantes.
Y han pendido como flores divinas.
En estados de múltiples máscaras.
Belleza eterna.
Imperecedera.
Antes, luces anodinas.
Ahora vista verdadera.
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