Crónicas de un Requiem anunciado

Abombada, ahuecada, atontada
realidad filamentosa
que rodea la distancia
de tu esfera hasta mis fosas.

Ganas no maduradas
de acercar
a casi toda alma
que te regale un
«tranquilo no estarás sólo,
nunca se vaciará tu manada».

Excavando entre piedra, tierra y mierda
para sacar alguna palabra
y que aun así
no nos aporte nada.

Y yo lo reconozco,
es el problema de andar para delante
se mira más el camino
que quien viene contigo.

Si el sol
o la luna
tienen la suerte de chocar en ambos
intercambiamos noticiarios.
Si sólo toca
el espejo por el que hablamos
damos uso de nuestro repertorio
de vocabulario de parvulario.

Una incomodidad a tempo
hecho a desertores
del «hola, estoy aquí,
cuento contigo,
sigo viva y queriendo».

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