Las alas del ángel

Él nunca había creído en nada que no pudiese medirse, pesarse, explicarse. Era un agnóstico convencido.

Lo sigue siendo, solo que, por alguna razón que no alcanza a explicar su mente analítica y científica, intuye, mejor sabe, que ha encontrado un ángel. Bueno, quizás esa no sea la palabra justa, pero es la única que se le ocurre, aunque también podría ser un hada, una especie de ser de la mitología infantil, alguien que, de eso si no tiene la mínima duda, le ha cambiado la vida, le ha hecho sonreír  cuando creía que ya no podía hacerlo y de alguna manera le ha devuelto a los tiempos en los que era feliz e indocumentado. Cuando ser  dichoso no suponía ningún esfuerzo, era algo que se daba per se, no necesitaba buscarlo, estaba ahí sin más.

No ha cambiado en lo fundamental, es muy testarudo, pero es lo cierto que, cada día, cada momento en el que su recuerdo se le aparece, siente un revolotear de alas a su alrededor, entonces no puede evitar sonreír aunque sea para sus adentros y eso, esa imagen lúdica,  le hace feliz, así de fácil, así de sencillo.

¿Un ángel?…quien sabe.

 

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