EN TODO…

Tu cómplice… tu confidente

a pesar… ¡de que me pese!

tanta sed tengo de tí… que,

hasta en tu alma me adentro.

 

Y quiero saberlo TODO…

aunque ello me haga daño

otras… me dan alegrías

¡unas cal y las otras arenillas!.

 

Inevitables… ALGUNAS

otras, podrían tener freno

pero al no tener un «auto»

¡ no sabías ¿qué? era «eso»!.

 

Yo… hubiera sido tu freno

el pedal que yo pisara…

para no darte ni tiempo

a cometer «CARALLADAS».

 

Y contigo hubiese usado

volante «pá» conducirte

y acelerar lo bastante

para consumar tu vida.

 

Las marchas manejaría

según a mí, conveniese.

Alguna vez de primera…

a cuarta en un «periquete».

 

Otras veces, con más pausa

para tenerte más tiempo

amándote despacito…

gozándonos lentamente.

 

Muy duro se me hace cielo

el conocer  «tu pasado»…

hoy me quedé muy traspuesta

pero…¡tengo que aceptarlo!. (Y es que: ¡no me queda otra!…)

 

También te diré una cosa…

que tus «andanzas» me gustan

en el fondo me divierten… y

hasta en el «fondo», me río. (¡Me cuesta un h—-!…)

 

Es tu vida, yo… ¡no estaba!

no me digas que lo sientes,

no te disculpes de NADA,

has gozado… ¡y esoBASTA!.

 

Yo, no estuve para verlo

para poder comprenderte,

para ver que sólo eras…

un «chiquillo diferente».

 

Con ganas de volar cuál ave

de ser un pez en el agua… (y fuera de ella un «PULPO», JAJAJA)

de ser un alma con alas… y,

un cuerpo con ¡mucha branquia!.

 

Me gusta me cuentes todo

que tengas esa confianza

yo, se que te la doy mi cielo

en mí… suples «esa falta»…

 

Yo te comprenderé siempre

quiero saber de tí «TODO»,

lo bueno y lo menos bueno

o, cómo a mí se me «antoje».

 

Nada es malo vida mía…

es tu historia, es tu vida

y por mucho que me cueste

mi niño, es también la mía.

 

No te perdonaré NADA, pues

en NADA tengo que hacerlo

eres… ¡como has sido cielo!

y te acepto «POR COMPLETO».

 

Soy tu amiga, tu «oidora»…

que te adora tal como eres

que te quiso cuando has sido

y querrá ahora que sigues siendo.

 

Nunca te arrepientas de ello

mi niño… mi adolescente…

te quiero así «mi chiquillo»

te adoro y te amaré siempre.

 

Cuéntame todos tus «cuentos»

duérmeme con tus historias

y… aprovecha cuando «ronque»

contárme las «VERDEROLAS».

 

Y, si un día al despertarme

te he de preguntar por ellas

dime cielo que he soñado…

que tú, siempre has sido bueno. (Aunque cruces «tos» los dedos, de los pies y de las

manos. «Trenzas» vas a terminar haciendo).

 

Cuéntame tu vida amor…

yo… te escucharé en silencio.

 

 

 

 

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