Fue tan efímero…

Fue tan efímero…

 

Era marzo, una fina lluvia cubría la ciudad de Madrid. Concretamente era el 25 de marzo de 1939. María Cristina, una chica de aproximadamente unos 24 años, madre de dos hijos (Isabel y Martín) y esposa de un joven pero importante activista liberal-comunista llamado Juan Castaño; regresaba a casa con su madre después de comprar un poco de pan, huevos y leche.

 

Los cuatro (Cristina, Juan, Isabel y Martín) vivían en un barrio muy pobre, una casa de tres habitaciones y un patio trasero a la izquierda. Cristina trabajaba como costurera en una fábrica textil, pero era activista de las juventudes socialistas. Juan se había ido a Barcelona junto con las juventudes republicanas exiliándose de los falangistas. Isabel volvía del colegio, de unos seis años y Martín en casa con su madre, de unos tres años.

 

Dos calles más abajo vivían Carmen (hermana mayor que Cristina), Antonio (hermano menor que Cristina) Ana, (madre de Cristina) y la abuela de Cristina, Doña Eliberta. El padre de ella, Jorge Santiago había fallecido hace ya seis años.

 

Al día siguiente por la mañana, 26 de marzo, Cristina tomó unos panfletos reuniéndose en el Callejón de la Fortuna con sus compañeros de la juventud socialista que previamente habían recogido de la imprenta. Conformados en grupos de siete personas, en frente de la oficina de empleo, lanzaron hacia el cielo los panfletos en los que se podría apreciar:

 

¡España es libre,

Es fuerte,

Y no quiere

Un líder

Facha!

 

La guardia civil que rondaba por los alrededores al observar el movimiento comunista comenzó a perseguir a los grupos de activistas. Fueron capturados: José Gómez de 21 años, Pilar del Monte de 26 años, Benita Carpio de 17 años, Alfonso Hernando de 28 años y algunos más.

 

Cristina consiguió escapar gracias a la ayuda de Alfonso que se interpuso entre el guardia y ella. Corriendo despeinada y con una fatiga tremenda llegó a su casa donde sus hijos y Federico (un amigo de Juan) la esperaban serios en la mesa. Federico la llevó hasta el patio, donde entre los sollozos de Cristina le explicó que su marido había muerto preso de una bomba fascista.

 

Al día siguiente Cristina llevó a casa de su madre a sus hijos; más tarde fue con su hermana Carmen hasta la oficina de empleo. Aún llevando un pañuelo en la cabeza seguidas secretamente por un guardia civil, Cristina fue apresada y fue llevada al cuartel. Dos días después de este hecho fue trasladada a una prisión de rojos en Alcalá de Henares. El 12 de julio de 1939 fue trasladada de nuevo a Madrid para su juicio. Ella y sus demás compañeros fueron declarados culpables y condenados a ser fusilados el 21 de julio de 1939.

 

Cumplido ese plazo, fueron fusilados a las seis de la madrugada en Madrid. Cristina antes de ser fusilada, dijo esta frase: «Fue tan efímero…»

 

Isabel, que había nacido en 1933 aún recuerda el momento en el que recibió la triste noticia junto a su familia. Martín fallecería en 1962 por un accidente automovilístico. Carmen de por entonces 27 años se convirtió en una reputada escritora que fallecería en el año 2001; publicó una obra llamada «Los días de Cristina» en el año 1976 después que muriese el general Franco.

 

María Cristina Santiago y Aguirre (1915-1939)

 

(Todos los personajes citados en el relato son ficticios, también la obra que publicó Carmen, todo)

Rotine Drifango
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