MIS MEJORES REGALOS

Desde que tengo uso de razón

recuerdo cosas preciosas…

mis padres y mis hermanos

mis abuelos, mis amigas.

 

El colegio de las monjas

los mimos que recibía

esos trajes de angelito

que mi madre me ponía.

 

Los días de la patrona

cuando con galas vestía

cuello de plástico blanco

de tul velo almidonado.

 

Zapatitos de charol

con plantillas ajustadas

por ser un número más

el que siempre me compraban.

 

Calcetines blancos pulcros

uniforme bien planchado

el pelo rubio y rizado…

que los plomos nos hacían.

 

Cumpleaños, comuniones

días de Reyes y santos…

muñecas por buenas notas

pipas y chicles BAZOCA.

 

Cocinitas, cochecitos de capota

muñechas que eran andadoras

«Dulcito» con su «bibi» y su chupete

con pijamitas y ropa.

 

Luego ya de jovencitas

vestiditos de «pollita»…

jerseys, pantalones campana

bolsos, botines de moda.

 

Pero de aquellos regalos

que recuerdo con cariño

hubo más tarde «tesoros»

que son los que más añoro.

 

Notas y cartas de amor

del ser que más he querido

mi primer baile «agarrau»

mi primer beso de amor…

 

El susurro de un te quiero

acariciando mi cuello

ciñiéndome con  tus manos

mi cintura hacia la tuya…

 

Tus caricias, tus miradas

mis dedos acariciando tu cara

dibujando tus «olluelos»…

mirándote embelesada.

 

Enamorada, «enlocada»

clavándote mi mirada

para quedarme en mis ojos

grabado todo tu rostro.

 

Para no borrarlo nunca

para no olvidarme nada

ni tu nariz ni tu boca…

ni tu pelo, ni tu barba.

 

Ni aquellas cartas sagradas

ni tus frases, tus palabras

ni los dibujos que hacías

que entre líneas adornabas. (los «emoticonos» de antaño, jajaja)

 

Ahora ya con muchas canas

y, en una vida cambiada…

sigues con esa costumbre

de regalarme tus cartas.

 

Estas, morirán conmigo

serán conmigo enterradas

serán regalos sagrados…

los tesoros de mi alma.

 

Me llevaré tus palabras

tus frases, tus mil poemas

tus caricias y tus besos…

tu rostro en mi única sábana.

 

Tu aroma, dulce frescura

tu juventud adorada…

tu madurez, tu hermosura

como un arca de alianza.

 

Nunca, sin tí, estaré sola…

esta vez, ¡no te me escapas!

estaré siempre a tu lado

y de mí…¡te tendré atado!.

 

Tú eres mi mejor REGALO

el más valioso que tengo

el que está más valorado

por mi cuerpo y por mi alma.

 

 

 

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