UN SER IRREPETIBLE

Erase una vez…

Un joven con empatía

tímido a primera vista

con un encanto escondido

que por sus ojos salía…

 

Tenía un algo especial

que, además de su físico

te atraía especialmente

atrapándote, sin más…

 

Te atraía de tal forma

que no dabas marcha atrás

si acaso, apartabas la mirada

más en ella se quedaba su semblar.

 

Intentabas disimular

pero ya estabas perdida

locamente enamorada

en cuanto comenzaba a hablar.

 

Experto en engatusar

con muchas tablas atrás

«muy ducho» en artes de amar

que te sentías perdida.

 

Pero sabía encontrarte

aunque cerrase los ojos

olfateaba lo débil

que dejaba su mirada.

 

Un conquistador nato

que se hacía el despistado

como quien no ha roto un plato

cuando loza ha roto un rato.

 

Te metia en sus bolsillos

del pantalón y camisa

si «mariconera» usase (que juro que no la usó)

en ella te metería…

 

Y mezclada con sus llaves

su tabaco y sus cerillas

con los pañuelos de tela

allí mismo te metía…

 

Con toda la calderilla

con alguna que otra pipa

con la pluma estilográfica

te estrujaba y te escondía.

 

Y ya estabas «condenada»

a amarlo toda la vida

sin dejar en muchos años

de pensar su fantasía.

 

Porque fué pura ilusión

que como siglos duró

sueños que no se cumplieron

y en la memoria quedó.

 

Que yendo de flor en flor

hizo ramos tan inmensos

que poco verde hizo falta

y en muchos lazos ahorró.

 

De aquellas flores quedaron

los pétalos que secaron

unos más pronto que otros

mustias de tanto dolor.

 

Que entre hojas de algún libro

algunas hemos guardado

para tener un recuerdo

de aquel ser que tanto amamos.

 

Le debió de ser difícil

el elegir entre todas

que si saliera a subasta

pujaríamos cuán locas.

 

No conocí a nadie más

como a aquel extraterrestre

a quien llamé E.T. un día

por no ser de este planeta.

 

Irrepetible sin duda

no puede haber otro igual

si hubiera sólo diez de ellos

¡menuda si hubiera armao!.

 

 

 

 

Deja un comentario

Tu dirección de email no será publicada