El Camino del Deseo. Capítulo 4: Un nuevo mundo.

Capítulos anteriores:
Capítulo 1: Una mala noche.
Capítulo 2: Mala compañía.
Capítulo 3: Viaje indeseado.

 

Capítulo 4: Un nuevo mundo.

La sensación que tuvo Madeleine al cruzar la puerta fue como la de estar en el vientre de una madre. La comodidad era la máxima, no habían ruidos, ni golpes ni sensaciones negativas. Todo era paz y calma. La noción del tiempo era imposible de medir. No sabía si había estado mil años o un segundo en este estado de letargo, pero en un momento dado cerró los ojos con mucha fuerza.

Cuando abrió los ojos, se despertó encima de una nube. A su lado estaba John con los ojos cerrados. A los pocos segundos John abrió los ojos, miró a su alrededor dando varias vueltas sobre sus talones y empezó a reír. Era una risa escalofriante.

Madeleine se alejó de John alertada por un instinto. Quería preguntarle muchas cosas, pero sabía que John era peligroso, y era mejor dejarle solo.

– Contempla mi mundo. Mi espera dará sus frutos – John hablaba lleno de orgullo, como el que se ha ganado el pan tras varios días de trabajo – Tenía pensado matarte – al oír estas palabras una gota de sudor recorrió su espalda –  pero no lo voy a hacer. Prefiero que tengas una vida llena de penurias en Faerûn.

Dicho esto John empezó a reír bastamente, sujetándose la tripa con una mano y señalándola con el dedo con la otra. Madeleine estaba confundida, no sabía de qué iba el juego ni qué esperaba de ella. Ni siquiera sabía que era Faerûn. Solo sabía que estaba en el cielo.

De pronto John dejó de reír. Sacó una daga de su cintura y agarró con una mano la máscara de su colgante.

– Aparece – ordenó mirando al suelo.

Poco a poco unas alas muy grandes y con las plumas muy blancas empezaron a emerger del suelo nuboso. Poco a poco fue saliendo el cuerpo entero, dando lugar a un ser humanoide, desnudo y sin sexo. Era muy delgado, con la tez muy pálida y los ojos negros. Portaba con una mano una espada gigantesca, más grande que la propia Madeleine. En la otra mano llevaba un escudo pequeño del tamaño de un plato.

Nunca había visto a un ángel, pero sabía que enfrente tenía a uno.

– Te ordeno que me lleves al suelo, ser despreciable – dijo John agarrando su daga fuertemente y apretando los dientes.

– Yondibler, bienvenido a este mundo. Mi señor me ha enviado a por ti. Partiste con un corazón podrido y corrupto y vuelves con uno pleno de bondad – la voz del ángel era suave como una melodía.

John rió falsamente tres veces, y acto seguido apareció detrás del ángel y le clavó su daga en el cuello. Al ángel no le dio tiempo a reaccionar y cayó muerto en el suelo. Madeleine no pudo más que mirar con horror aquella escena y preocuparse por su futuro.

Al poco tiempo aparecieron más ángeles del suelo, hasta un total de diez. Alzaron el vuelo y se alejaron un poco. Madeleine vio como dos ángeles señalaron con el dedo a John y pronunciaron unas palabras indescriptibles. Al instante siguiente, de un ángel salió una bola de fuego y de otro un rayo.

El rayo golpeó el pecho de John, causándole una quemadura bastante débil, mientras que la bola de fuego falló su objetivo al dar John un salto hacia atrás.

Dos ángeles se separaron del grupo y volaron hacia Madeleine. Los otros seis ángeles cayeron en picado hacia John.

Madeleine se había quedado petrificada ante la cadena de sucesos que ocurrían a su alrededor desde que cruzó la puerta, por lo que no pudo ni mover un dedo cuando los ángeles la capturaron. No obstante, no la hicieron ningún daño. Se la llevaron por entre las nubes. Mientras se alejaban de la batalla, a Madeleine le dio tiempo a ver como John mataba a los otros ocho ángeles con su daga.

– No temas señora – le dijo el ángel de la izquierda – los ángeles no pueden morir. Dentro de unos días volverán a resucitar para servir a nuestro señor.

– ¿Dó…dónde…? – Madeleine trató de formular una pregunta pero aun estaba bajo un shock mental.

– Estas en casa – le dijo el ángel – te llevamos ante nuestro señor para ver que hacemos contigo.

 

Autor: Germán Pérez Campo, 30 de Agosto del 2008.

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Capítulo 5:

 

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9 Comentarios

  1. Lascivo dice:

    Oye tio, es realmente emocionante. Gran descripción del combate, me ha parecido estar viéndolo de verdad.
    Pero, ¿por qué odia tanto John a Maddie?

  2. champinon dice:

    A mi me parece obvio… El es malo, le desterraron y necesitaba hacer algo realmente bueno para poder volver… Le odia pork es malo, nada mas…
    Maddie es la tipica inocente que le pillan en medio

  3. Lascivo dice:

    Aaah, vale, vale, es que estaba un poco espesote cuando lo leí. Pues quiero más! Esto está muy interesante!

  4. champinon dice:

    Pero que no tengo ni idea… es lo que a mi se me ocurre… como obvio eso si xD

  5. Pequadt dice:

    Pues vas muy bien encaminado Champinon. Cuando se me acabe la resaca (es decir, mañana) continuaré un poco 😛

  6. champinon dice:

    xD Esperamos… Hay que escribir mas cosas!!

    A ver si me animo y hago un par de relatos cortos hoy,… tú continua pero haz tambien relatos rayantes de los tuyos que son muy buenos!

  7. arxi dice:

    No será

  8. arxi dice:

    No será (es que sin querer le he dado a enviar) que la mujer era parte de Faerûn y no lo supiera, y estaba perdida en nuestro mundo, sin recordar nada del suyo, y ahora ha vuelto y ya me estoy liando 🙁

  9. Pequadt dice:

    Todo se explicará más adelante. El problema es que me he quedado sin ideas (se como hacer el final, pero no se como llegar a él de forma interesante).

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